miércoles, 30 de noviembre de 2011

Casper está aquí.

El día está fresco, después de la lluvia y las nubes que no tuvieron tiempo libre, por lo menos hoy. Desde que me levanté mi cabeza, y quizás mi corazón también, están igual. Hasta ayer, todo estaba relativamente estabilizado, en zen… pero tal vez esa sensación de estabilidad no tiene duración prolongada. Abrir los ojos y encontrar mensajes que te cierran la garganta por el contenido, no es lo mejor en días así. Mucho menos lo es el responder a un mismo nivel de inmadurez, volver a cerrar los ojos y hasta soñar con aquel que no merece ni siquiera una palabra, mucho menos un lindo sueño. Y es que, estoy enojada. O peor aún, desencajada, inestable, sensible o boludamente estúpida. Entre el querer inventar excusas que callen a mi consciencia, puede ser un efecto “full time” del día de ayer, donde más lágrimas no puedo haber tirado. Obviamente, por razones menos conflictivas e importantes que la de ahora. Pero qué mas da, estoy apagada y sin ganas de nada. Es más, creo que hasta el dominguicidio no paro. Sin embargo, me levanto, trato de comer algo, tomo asiento y leo “Estrategias de producción y comprensión textual”, donde con sólo terminar el título me agoto. Trato de dormir, entonces. Regreso a mi cuarto, me acuesto y siento cómo cada cosa está en su lugar equivocado mirando el techo que, por cierto, no tiene nada de entretenido ni llamativo. Cerrar los ojos es un suicidio mental, para qué voy a mentir. Pasan unos minutos y nada se modifica, salvo mi cabeza que está a punto de explotar al no detener ese flujo de imágenes nocivas en estos momentos. A decir verdad, yo lo tenía todo controlado unas horas antes, lo tenía todo en orden y organizado, pero las visitas no se prevén y, por supuesto, creo que eso me terminó afectando de esta manera. Un mal necesario, me dijeron por ahí que parece. Casualmente, esta vez estoy de acuerdo. Tan necesario que me dejó así… Así como escribo en estos momentos. Siendo muy honesta, nunca noté tanta diferencia entre su ausencia/presencia, como hoy. Nuevamente, las ganas de todas mis situaciones y momentos de desesperación latente se hacen presentes y bueno, si quieren hacerme compañía creo que no voy a enojarme más, total una mancha más al dálmata no le hace nada, ¿Qué no?
Inventando alguna que otra historia, personajes, momentos, lugares; me topé con una de verdad, o que yo supuse que era de verdad. Bien, realmente no puedo decir si fue o no cierta porque no tengo hechos racionales que me hagan entender que sí, o que no. Pero, puedo decir entonces que, muchas veces, hasta la ficción te rompe el corazón. Igual que en las novelas cuando, aunque lo nieguen, algunas personas lloran por el drama ajeno de esos personajes inexistentes en el mundo real. Les preguntan “¿Por qué lloras, si sabes que no es cierto?” y, no hay explicación que valga para esos que no entienden y se jactan de “maduros” por no hacer lo mismo que otros. A partir de esto, vienen y me preguntan “¿Por qué estas mal, si sabes que ya ni relación era, si todo el tiempo estaban peleándose?”… ¿Qué se supone que diga? Desde hace algunos días atrás, probablemente meses también; mi palabra no tiene el valor de antes. No tiene fuerza, no tiene una dirección ni capacidad de respuesta a ninguna pregunta. No obstante, lo más cercano, verdadero y real que puedo decir es que la costumbre siempre se sale con la suya, haciendo pactos exóticos con el amor o cariño que alguien sienta por otra persona para que, cuando todo esté como el billete más viejo, duela porque se extraña, duela porque las costumbres no se cambian fácilmente, duela porque necesitas ver a quién te importa, hablarle, abrazar, darle un beso; sea como sea, se lo merezca o no. Ahora, creo que respondí a la pregunta.
Puedo estar escribiendo horas y horas. Tal vez no como antes, sino como ahora o como me salga. Pero, el día no va a cambiar. Estoy sentada al lado de una ventana donde se me da la oportunidad de ver… Sólo ver la luz, la calle, la gente, otras cosas. Percibo cómo trata, con mucho esfuerzo, de aparecer una resolana pequeña atascada en las nubes que la bloquean. ¿Por qué será que el clima hoy me acompaña? Un día como hoy, es difícil sobrevivir, definitivamente.

sábado, 19 de noviembre de 2011

¿Lágrimas de cocodrilo?

Hace unos minutos, colpasé. Abrí la boca, grité y expresé lo que me corre por dentro. La supuesta noche espectacular que se esperaba pasó a ser, por lo tanto, una de esas noches donde lo único que uno busca es salir, alejarse, sentirse de una puta vez bien tratando de hacer estupideces que demuestran lo consciente que se es de que no va a cambiar nada. ¿Lágrimas de cocodrilo? No sé. Quizás en parte, quizás en la mayoría, quizás en la totalidad. Se hace intolerable ver cómo se desgasta aquello por lo que muchos se jugaron, pero particularmente uno mismo. Aún más, tener que decir "basta" a algo que alguna vez dijiste "que no se acabe nunca". Muy sinceramente, ya no sé qué hacer conmigo, pero ustedes no podrían llegar a entender el universo que es mi cabeza en estos instantes. Entonces, te miras vos misma por dentro y ves todo lo lindo, lo que se disfrutó. Hasta te encontras con el mismísimo anhelo de querer seguir algo que lastima sólo porque se sabe que, mal que mal, es necesario. Pero, no tenes cara... No tenes cara para ir, encarar tu propia decisión y arreglar las cosas para que, por lo menos, no sea tan grave la cosa. En unos instantes escribís sin vueltas y, dicho vulgarmente, a "carne viva"; un mensaje.. El mensaje más largo, más corto, más importante, más insignificante, más decisivo y absurdo de tu vida, en momentos como estos. Darte libertad no es lo que desearía, menos sabiéndote tanto como te sé, o creo saberte; como nos sabemos. Sin embargo, esas mínimas señales me piden a gritos que haga algo, que accione, que ejecute una pieza y deje en jaque el rey que tanto nos costó cuidar. ¿Y qué es lo que se saca cuando no se saca absolutamente nada a los ojos, al mover esa pieza? Muchos inventan historias y meten al señor reloj, pero ya no confío ni en el mejor médico que es. Ya no confío, porque confiar implica dar todo y, consecuentemente, dar todo conlleva a perderlo de la misma manera que se lo dio. Se siente la burbuja que te cierra la glotis, presionando para que se derrame por los ojos. Y lo primero que se me cruza, así; es dormir a la mañana, dormir a la tarde, dormir a la noche.. A toda hora. Dormir y dormir. Vivir durmiendo.
Gente curiosa, gente que tal vez pretende saber qué es lo que ocurre para salir corriendo y contarlo a la primera persona que se le cruce en el camino, al mejor estilo pregonero. O que tal vez tiene un interés inmediato de "ayuda" figurada, nunca literal. Pero, "no pasa nada, está todo en orden y si estoy acá, es por voluntad propia de querer quedarme acostada mirando el techo y sacando conclusiones irrelevantes". A estas instancias, el ruido se reduce a un espacio interno donde, con suerte, lo único que se tiene en cuenta es escuchar que esos latidos mantengan a un corazón cansado y resignado de sí mismo.

miércoles, 9 de noviembre de 2011

Siempre fui una mina difícil de entender, de tratar, de mantener en orden, de cuidar y de llevar. Siempre, y nunca lo dudaría. Empieza bien, como toda historia de esas con las que una mujer normal soñaría: un beso bajo la lluvia, andar de la manito una buena parte de tiempo, recibir de vez en cuando un beso o un abrazo, sentirse querida y cuidada, sobre todo. Sigue por conocerse, hablarse y ahí es donde realmente comienza algo que pueda llegar a llamarse "bueno y real", después de conocer la persona detrás de una de las tantas caretas, que estaba en una enorme fiesta de disfraces. Entonces, salta la ficha porque ser "correcta" tiene sus consecuencias, más negativas que positivas: No ves a nadie que se te parezca, nadie que "sea como vos esperas que sea: como vos". Te empacas con vos por no saber buscar, con los demás porque entienden nada y con la persona que estás porque no es como vos querés o esperas que sea. Y, volvemos al principio de todo...

¿Cómo haces entender esto a alguien?

lunes, 24 de octubre de 2011

El problema en su cama.

No da abasto, no da abasto con todo lo que tiene adentro. "El cuerpo grita lo que la boca calla", dicen por ahí. Personalmente, creo que eso mismo le estaba sucediendo. Involuntariamente ella estaba gritando con cada acción que ejecutaba su estado anímico o psicológico, como más guste. Y es que, no encontraba esa vuelta de rosca que suele buscarse en momentos adecuados. Ni siquiera tenía idea de cuál era el momento adecuado que esperaba, pero siempre estaba ese "algo" para paralizarle la mandíbula e impedirle soltar lo que tenía que soltar. "Se sufre, pero se aprende", también es un dicho. Sin embargo, yo puedo asegurar que sufría más de lo que cualquier persona normal hubiese tenido la sutileza de notar. Quizás no se merecía a ojos de otros que esto le pase, no era específicamente ella quién tenía razones, motivos o excusas para estar mal, más allá que lo haya estado. Esas sensaciones que uno suele tener cuando siente que está perdiendo la cabeza y, por lo tanto, el control de todo; eran ya cotidianas y familiares en el ritmo del día a día. Requería urgentemente una soga funcional a la situación ya sea para terminar con ella misma, o bien, una soga de alguien que la ayude a sacarse lo que tenía encima. Causa cierto escalofrío y sadismo el hecho de pensar que alguien pretende acabar consigo mismo, pero en su mente eso era algo tan frecuente que ya no se sorprendía de sí misma ni de sus propias ilimitaciones mentales. Es más, lo veía de una forma tal que la oposición era el cariño que había a pocas, muy pocas personas directas. Su conciencia? A alguien le interesa eso? Bien, pues si la respuesta es afirmativa, debo decirles que aquella voz que sintió alguna vez, de a poco, iba adhiriendo al sonido del silencio. Sólo a veces podía llegar a escucharla y reflexionar aún más de lo que seguía guardándose para sí misma.
Se estaba consumiendo en basura emocional perjudicial, de lado a otro, para una vida tal vez más normal como la que añoraba casi todo el tiempo. No obstante y a pesar de su faceta suicida, ella deseaba estar mejor. Pretendía todo y, a la vez, nada. Se encargaba de buscar, de vez en cuando, personas, situaciones, emociones, sentimientos, lugares y hasta hobbys que la convenzan de que existe algo mejor.. algo como lo que ella vive soñando cuando apoya la cabeza en la almohada a la hora de dormir. Seguramente no es la única que piensa en todo lo del día, lo de mañana, lo de pasado y, si hay creatividad de por medio, lo de la semana que viene; o por lo menos, eso me sucede a mi también. Lejos de querer describir mi opinión o lo que pueda pensar como narradora, puedo decir que existe cierta similitud. Es un tanto jodido vivir con una mandíbula que te tiembla cuando necesitas, requerís y es obligatoriamente beneficioso para vos, tanto por dentro como por fuera; decir eso que tiene que salir, ya se porque lo deseas, lo queres o es un bien necesario.

miércoles, 12 de octubre de 2011

Fotos juntos, mensajes un par de veces por día, quizás; firmitas en alguna red social, alguna llamada, ir de la mano por cualquier lado, mostrar un lado, tal vez, más romántico que exitante. Nada parecido, ni siquiera se acerca a lo socialmente "normal". Me quejo, pido más, doy menos, trato de dar más de ese menos que brindo y, evidentemente, nada alcanza, nada puede, nada vale como debería. Me enojo de algo que yo misma construí y que, ahora, no puedo ni siquiera modificar una parte. Siempre ese interrogante de mierda que no me deja estar bien, disfrutar lo que me toca vivir cuando está conmigo al lado, corresponder a esa persona. Entonces, todo es peor porque no mejora, no cambia por más pasos diferentes que uno dé. Te tenes que terminar dando la nariz contra una vidriera ajena, que sólo les sucede a los demás sin que llegue, ni una mínima parte, a lo que vos querés o esperas para vos. Te decís "pucha, yo también quiero que sea como lo de fulanito", constantemente. Si, no es bueno comparar en este tipo de aspectos, pero puede que un paradigma o un ejemplo de la vida real sirva para mejorar las cosas, que no? Mientras tanto, me quedo con esa utopía (por decirlo de alguna manera) de querer tener la mejor de las historias.

Brisa espesa.

Después de un par de meses, se le da por aparecer al espacio donde tiene lo que quiere, da y recibe más, y no existe juicio alguno. Sinceramente, no sé por qué me pierdo tanto.. Capaz que son los tiempos, los horarios, mi vida. Vida?.. Hay momentos en los que apoyo la cabeza sobre una almohada y, por unos segundos, mi cabeza se traslada para pensar en qué es lo que hago día a día, a quién dejo pasar, retengo, necesito, quiero, valoro o ignoro, a medida que pasa el tiempo. No quiero hablar más de lo mismo siempre, pero coincidentemente, siempre tienen ganas de aparecer este tipo de asuntos. Entonces, la pregunta del millón nunca falta ni está demás: "estará bien?". Muchas veces, tiene respuesta. Pero, hay otras que no. Quizás, hoy es uno de esos días en que tanto silencio aturde y da pase libre a este tipo de preguntas que atormentan en la cabeza de uno.
El sentir que muchas cosas que me eran sumamente importante en cierto momento, pasan por al lado y no dejan huella alguna; causa un poco de ansiedad... Ansiedad que se transforma una sensación que te recorre cada rincón del cuerpo y no tiene explicación ni descripción acertada. No es buena, no es mala pero creo que tampoco es algo saludable. Más allá de todo, esa voz siempre te dice lo que deberías estar haciendo, dejar de hacer o reparar lo hecho. Me siento culpable, surge el impulso de tirar todo por la borda sin pensar nada más que en eso, ir y hablar con quién sea para solucionarlo y sentirme mejor. Sin embargo, es en vano, porque hay cosas que no deberían decirse, que no deberían pasar y, mucho menos, que no debería sentir. Lo lamento, pero si tengo que decir la verdad no sé por dónde empezar ni cómo terminarla. A veces, las verdades no son más que mentiras que uno brinda a otro para pintar un poco el caos que por sí tiene en su vida. Y, lejos de que tengan patas largas, lo que prima es esconder y hacerlas duraderas, aunque no siempre funcione.

martes, 30 de agosto de 2011

Si, lo admito: hoy no estoy en mi mejor día. Tengo las sensaciones a flor de piel, el pensamiento a punta de revolver y la seguridad con la guardia baja. Quiero escribir pero me limito a creer que no es bueno, por ahora por lo menos. No va a salir nada legible o coherente, creo. Mil vueltas en la cama doy, miro el techo y sigo con ideas en la cabeza.. ideas que por un tiempo no van a irse, ni siquiera con un toque de magia. Necesito respirar otras cosas cosas y exhalar los resabios que todavía están adentro. No me interesa quién la esto o quién deje de hacerlo. Solamente, quiero estar bien.

miércoles, 24 de agosto de 2011

A dónde vamos.


Desde las cinco y cuarenta y ocho minutos, específicamente, estoy así… con este insomnio que no me deja descansar como debería. Y es que, son casi las siete de la mañana y necesito hacer algo, ALGO que me saque lo que tengo adentro, lo que siento, lo que me duele, lo que molesta… La basura.
Tengo ira, bronca, enojo, decepción, desilusión y todas las sensaciones habidas y por haber a flor de piel, a punto de caramelo. Y no es algo de lo que deba estar alegre o contenta. Es algo así como haberte hecho la imperativa idea de cambio para estar bien con la otra persona para que funcione, confiando en absolutamente todas y cada una de sus palabras, hechos y supuestos “sentimientos”. Me transformé, me convertí sólo para que todo fuese mejor. Pero entonces, de un momento a otro todo puede caer, todo puede estropearse en una milésima de segundo, con un poco menos de un par de palabras, creo. Juro que nunca en mi vida me hubiese sentido así, por nadie… Ni siquiera por aquella persona que lo mereció. El sentir que se estuvo casi ocho meses con alguien a quién ahora se desconoce, causa cierta sorpresa negativa, claro. Pensar que me comí la cabeza y me sentí absolutamente mal por ese mensaje que no pasó a mas de eso, cuando vos con la mejor cara de nada venías y me prometías cosas que ni siquiera estando conmigo al lado literalmente respetabas. Me siento apaleada, partida en dos, quebrada. Sería entender que le dí TODO lo que podía darle, pensando en que esté mejor, en que no se enoje, en que me crea, en que respete lo que no se respetó bajo ningún punto, en que me cuide. Pero, evidentemente, no fue suficiente y no alcanzó para que deje de ser una bosta.
Desconocer a una persona con la que se pasó tantos momentos lindos, inolvidables; con la que se compartió, quizás, lo mejor que uno guardaba para el rato más importante de toda persona; es lo peor que a alguien puede pasarle. No saber con quién estuviste, quién era cuando te abrazaba, cuando te daba un beso, cuando te miraba a la cara y te decía “yo quiero que confíes en mi al 100%, como yo lo hago con vos” te hace pensarte como una persona vulnerable, sin filtro alguno, a todas las mentiras. Y es que, ahí radica el problema… YO DI LUGAR. Brindé el espacio justo para que pase todo lo que pasó (pasa). Yo cedí, y conmigo cedieron las esperanzas de que era lo más maravilloso que me había podido pasar, teniendo hasta la mayor de las ilusiones y convencida de lo que no fue más que caradurez, burla, mentiras. ¿Qué se supone que tenga que hacer ahora? ¿Cómo debería reaccionar, pensar, vivir con esto que sé? ¿Vale la pena, a veces, saber la verdad para despertar de esas ilusiones que, casualmente, no son más que eso? Siendo lo más honesta del mundo, estoy perdidísima en momentos como estos. La dualidad de cosas que me pasan por dentro de la cabeza, el corazón y el cuerpo no se comparan con nada, pero nada. Un paralelismo donde, por un lado, siento que te amo como a nadie, que te quiero ver porque necesito aunque sea un abrazo tuyo o, por lo menos, un ratito con tu presencia al lado para saber que “estás conmigo todavía”; pero, por otro, necesito tenerte lo más lejos posible. Borrarte, desaparecerte, matarte en mi porque no sos algo que me genere más de lo que siento yo misma. Esas ganas de mierda de ir a buscarte para decirte todo lo que pienso, me pasa y se me cruza por la mente, son insoportables. Y ni te imaginas. No, no lo podes hacer… No podes saber ni esperar ni entender esto, porque no lo sentís, porque a pesar de todo y cada cosa que pasamos, hasta ayer te busqué. Sí, te “jodí” en cierto punto, creyendo ilusamente que todavía estaba viva esa chance de que ciertas cosas se vayan y vos (el VOS que yo me compré, y no el que sos de verdad) vuelva y esté conmigo de nuevo. Me hice, por lo menos, medio millón de veces la imagen esa donde estoy parada ahí abajo y te veo venir a lo lejos, con tu mejor sonrisa en la cara. Entonces, llegas y me abrazas sólo como vos sabes, como vos lo haces, como vos y nadie más.
La verdad, no sé si estar agradecida, como yo creía estarlo; por estos siete (casi ocho) meses de estar juntos. No sé si fueron una farsa donde aposté siempre a comprar las acciones más grandes y a quedarme con eso, o si realmente son de la realidad y esto que me haces saber solamente forma parte del último segmento, donde ya nada funcionaba como debería. Pero, ¿Sabes qué? Lo ÚNICO que voy a tener en cuenta es eso, lo que aprendí, lo que reforcé en mis pensamientos y lo que me queda de lo compartido con un desconocido. Terminé entendiendo que mi mirada “pesimista” a los ojos de algunos, no es más que un realismo subjetivo que pasa, está presente y es muy real en mi propia vida, por lo menos; que mi desconfianza a las personas más queridas no es porque sí y definitiva y evidentemente, confío más en los ajenos que no me interesan, porque soy consciente que después de cierto tiempo ya no voy a volver a saber más de su vida ni ellos de la mía… Es sólo un momento donde nos cruzamos, y luego desaparecen de mi vida; y, finalmente, lo que viví… Porque no la pasé mal pensando que esto era VERDAD, sinceramente. Fue un buen efecto anestésico para el alma el pensarte como alguien “ideal” para mi, más allá de todos los defectos que hayas tenido (donde no se incluyen las adicciones, sino el hecho que no puedas evitar ciertas cosas ni siquiera sabiendo que hay alguien que daba absolutamente todo por vos y te apostaba hasta lo que no se podía).
¿Hay alguna otra cosa que pueda hacer, además de llorar y escribir? Tengo el alma por el piso y no hay vuelta que darle. Yo suelo ser agradecida, abusamente exagerada y hasta bastante especial en ciertos aspectos, pero creo que esto subestima demasiado lo que soy como Agustina Giménez. Más aun, lo que soy como persona que trata de mejor todo el tiempo para llegar a, por lo menos, ser “buena”. Terminé, a la fuerza (como todo), entendiendo y aceptando que sos una mierda, aunque te importe poco lo que te estoy diciendo.

jueves, 18 de agosto de 2011

En la pestaña de un ratón.

Cosquilleo en la nariz, ojos con las características que adquieren cuando están expuestos frente a una fuerte luz, estómago que molesta, vida que sobra y ganas que faltan. Así me consideré hace algún par de segundos al ver la coyuntura de lo racional con lo del corazón, lo que es abusamente excesivo con lo que está totalmente en carencia; o que por lo menos así se hace sentir en mi. Si, mucha hipérbole para algo tan cotidiano y diario entre las millones de personas que ocupan este planeta. Pero claro, uno no se fija en ese alto número que solamente sirve para llenar investigaciones, sino que está pendiente de un número, de un uno.. de una sola persona que, de la manera más loca y desestabilizante, hace que todo gire alrededor y en relación a ella. Y no por ser peyorativa ni despreciativa, pero estoy, estas, estamos intoxicándonos de una manera constante y casi imperceptible, sin ser conscientes ni voluntarios de lo que pasa. ¿Soy yo la única que lo nota, o es que también puede notarlo? Es imposible que alguien pueda imaginar una idea por lo menos aproximada de lo que a mi se me cruza por este cráneo. Nadie entiende, nota, observa, se fija ni tiene en cuenta esa realidad que encuentra paralelismo con la que vivimos a diario, donde muchos explotamos, morimos y volvemos a nacer casi de manera simultánea. No es posible pensar en un "otro", porque para pensar, ya suficiente se tiene con "uno mismo". Entonces, me remonto a lo que alguna vez sostuve en uno o dos textos publicados hace bastante tiempo atrás: se busca la cuevita, el espacio, el ratito para estar y, a la vez, no estar. Ese apartado con el que podemos decir "gracias por existir. Por vos estoy mejor" sin pensarlo dos veces y sintiendo el bien que nos brinda, continuamente. Se entiende, después de saber esto, que vivimos con cierta estabilidad gracias a eso... gracias a esa persona, página virtual, cosa o lugar que nos pone en una burbuja aparte y nos hace pensar en lo que nos agrada, desenchufandonos y convirtiéndose, por fin, en nuestros cables a tierra, sin lugar a duda. Ahora, ni el conflicto ni lo que generan los nudos están ahí, sino cuando toda esa brisa acogedora se transforma en abrumadora y deteriora, paulatina o rápidamente, aquello que más deseamos conservar.. Nuestro bienestar. Bueno, resulta que en esta especie de "instancia" me encuentro. Perdiendo todo con las mejores intenciones, pifiando a más no poder en cada respuesta, pregunta o cualquier palabra o acción que pueda llegar a emitir o ejercer; activando mi peor instinto y actitud; y, finalmente, rompiendo con lo mejor (o con lo que, en su momento, fue lo mejor que me pasó [y me pasa]). Escribo, como, lloro, leo cosas, trato de estudiar, dormir, salir, correr, caminar y estar en constante movimiento corporal para detener, en cierta forma, el mental. La rosca no para de girar y, sin buscar una víctima en mí (porque no la hay), espero el impacto con la actitud más espontánea e inesperada del mundo que, seguramente, va a salir en determinado momento. Me duele y realmente me siento la persona más fracasada del mundo porque, más siendo consciente de todo, me encuentro sentada en un banco de una plaza, mirando la paupérrima manera en que cierta "cajita de cristal" está rota en mil pedazos y dando la bienvenida a quién, sinceramente, no esperaba cruzar de pechito, cara a cara; y bajar la mirada, asintiendo que, una vez más, tiene razón.

martes, 9 de agosto de 2011

~ Es imposible escribir sobre alguien con quien no se ha compartido al menos algo de su vida. ~






María Nadotti.
Extraño como a básicamente nadie, como si fuese lo más importante de mi vida, quizás, hasta ella misma; como si no hubiese otra cosa en este mundo que me importe demasiado si desaparece o no, si vive o no, si está o no. Pero, si está y nunca falla en nada de lo que demando. La defectuosa acá soy yo, por perderme por quién sabe dónde; por no sentarme a hacer lo que, en algún tiempo, servía más que mucho; por no ser yo. Me extraño.

Segunda piedra.

Cosas que aparecen de un segundo a otro, pero de un momento lejano a este minuto que publico esto: "Entonces noto cómo y de qué forma con un par de palabras es tan capaz de encender mi consciencia y hacerme mirar más detalladamente al pez gordo, generándose ciertas sensaciones de sorpresa, bronca y algo así como susto. Se preguntarán algunos por qué esto último. Bien, se me hace tan difícil ponerlo por acá que, al ser tan necesario, lo hago. Susto porque me parece que somos egoístas, tal como lo dice; pero aún así no me tiembla la voz al decir que doy todo por ese ser. Que, de hecho, en algún momento lo dí y no voy a decir que me arrepiento, aunque existan ciertos momentos de inestabilidad donde es demasiado complicado no dudar hasta de uno mismo. Sin embargo, acá estoy.. No me quejo, pero hago saber que me duelen mucho las palabras, sus palabras, esas palabras y no otras. Escuché, así, el sonido de una gota que caía en el vaso más grande del mundo y provocaba que éste se rebalse de agua, ahogándose muchas cosas con él. Es evidente que pocas veces, como éstas, el color negro o quizás gris, predominan sin sentirse intimidados por aquellos a quienes molesta tanto su presencia. Es posible que no pueda echarlos... es posible y tal vez sea una realidad ya instalada para no desertar nunca, creando cierto abismo entre los que quedan al medio de todo... nosotros. Y puedo jurar por mi vida entera que es lo que menos quiero, lo que nunca esperaría que suceda, por más que sea testigo de su peor paso, por más que logre desequilibrarme frecuentemente, por más temblores que produzca dentro de mi, por más cosas que puedan cruzarse física como internamente en estas personas. Pero, existen aquellas cosas que no pueden pasarse por encima, que no permiten que uno se suba a un alambrado y logre traspasarlo sin ningún tipo de conflicto al tocar suelo nuevamente; y, una de esas es el respeto: al otro, a uno mismo, a ambos. Un camino de ripio donde ciertos seres pierden utilidad y quedan ahí, varados; a la espera de que alguien pase por al lado y les diga "si querés, te ayudo". Pero, nunca faltan (ni van a faltar) los que están para que les recuerden que "a lo blanco, es blanco; y a lo negro, es negro", que no se puede pisar banquina por más deseo tenga uno mismo de algo, conociendo las tantas negativas del otro. Claro, nadie es perfecto, todos somos iguales (en cierto punto), cada uno tira a su propio bien; leí hace unos minutos. Y es verdad, no se puede defender lo indefendible. No obstante, tampoco es posible olvidar lo que es tedioso, casualmente, porque siempre va a estar ahí, molestando cuando tenga oportunidad y lugar para hacerlo. Uno ama y espera ser correspondido, respetado y querido; con todo lo que ello implica. Como siempre, las aclaraciones son palabras que nunca va a sobrar, estorbar o estar demás. Teniendo presente esto, creo que lo escrito acá no está destinado a nadie con especificidad, realmente; y, por ende, no voy a hacerme cargo de la mala interpretación, reflexión o pensamiento que generen los criterios de aquellos pocos que puedan llegar a ojear esto."

lunes, 11 de julio de 2011

Hoy demando más hechos y menos palabras.
Ojalá me salga ser más testarudo con mi orgullo, cuando más te alejes. *

Primera piedra.

"Y, escuchando todas aquellas canciones de Ivan Noble, quién la describía en cada palabra de sus canciones; percibía la manera en la que no había ni encontraba, ni siquiera por donde creía que hallaría, ese abrazo invisible y constante que lograría pintar ese rosa pálido de su cara. Lloraba y sentía lo peor por carecer de un conocimiento necesario para escapar, esquivar o, simplemente, eliminar ESO que estaba en su pecho y ejercía presión, hasta para emitir una sonrisa. Pero, ¿cómo era posible esto? ¿Es que, de verdad, algo no estaba bien? Era lo único que se evidenciaba en sus ratitos a solas consigo misma. El cansancio y las finalmente resignadas acciones que buscaban otras reacciones en quién las recibiera eran tales que lo único que se podía llegar a hacer era ignorar... Pensar en otra cosa, en algo mejor, en algo que desate ese nudo torácico insoportable para cualquier persona. Entonces, no entendía. Era capaz de sentir perfectamente esa confusión de conceptos, ganas y sentimientos; pero total y absolutamente incapaz de hacer una movida que deje en jaque a este momento de mierda y, para sumar, sin razones coherentes y concisas. Existían dos realidades bastantes objetivas: O no estaba siendo ni estando feliz y era posible que muchas cosas se finiquiten, o bien, había algo más... Alguien más; de quién no se estaba haciendo cargo. Sabiendo esto, era más fácil predecir que algo bueno no iba a llegar en mucho tiempo, por más entregas, sacrificios, sentimientos reales y puestas de "all in" a ciertas personas que existieran. Y tal vez duele decirlo, pensarlo, escucharlo o sentirlo, más allá de vivirlo; pero ésto estaba sucediendo y no había vuelta que darle. Sin saberlo y pensando que mucho podría llegar a ser distinto, ella recién estaba empezando a vivir lo que sería una lenta desesperación por mejorar algo que, de todas formas, era más posible de suponer como una de las cosas más complicadas."

viernes, 8 de julio de 2011

Pero, ¿Qué no estamos todos por la misma razón aquí?
Me lastima más su falta de interés y enojos repentinos sin razón, que ser chiva.
La verdad que no sé por dónde comenzar. Pasó tanto, cambió todo, pisé banquina y bueno, acá estamos. Aunque, a decir verdad, hace mucho no siento esas sensaciones inllevables de vacío. A lo blanco, blanco; y a lo negro, negro. Me dediqué a perder los rodeos, los celos y, sobre todo, resignarme a que otra persona pueda llegar a hacerme dependiente de sí. No es lo mio y, quizás, nunca en la vida lo hubiese aceptado; pero creo que este es el mejor lugar para hablar de una realidad concreta, que no se ve pero se siente constantemente.
Y es que, estoy irreconocible, lo sé. Ni yo misma caigo en la cuenta de que de un par de meses a otros, modifiqué radicalmente ciertas actitudes que hacían a mi particularidad, subordinandome a una esponja invisible que, poco a poco, me amoldó a sus características, gustos y deseos. Yo no quiero hacer un texto de quejas ni reclamos, para nada. Sino que necesito remarcar que esto ya no me está haciendo bien. Tal vez porque recién empiezo a sentir esas transgresiones y veo cómo y de qué forma mucho de lo que me pintaron, no existe; o, puede que me resulta complicado seguir así y, a la vez, mantener todo en orden o lo más acercado a eso. Sin dudas, esto no es algo que necesito y, por ende, quiero decirlo acá, en mi espacio, en mi lugar, en mi mundo de mentiras verdaderas. De tanto callar, mi cuerpo empieza a dar sus propios gritos, y creo que no es algo que desee que vuelva. Yo tenía el poder con la palabra, con una mirada, con un mínimo gesto y, es como si hubiera desaparecido por arte de magia de una varita y simple palabrerío.

lunes, 30 de mayo de 2011


5 meses mi bien y, la causa de mi ausencia en este blog
Te amo. *

martes, 24 de mayo de 2011



Películas. Tristes, rápidas, lentas, felices, graciosas. Películas románticas. Películas de terror. Y quieras o no su vida era una película. De amor. De terror. Feliz, triste, cómica. Sí, su vida era una larguísima película. Y ahora mismo se encontraba en esas partes de las películas en las que empieza todo, pero sin embargo, no es el principio. Era como en Titanic, cuando Rouse se encuentra con Jack por primera vez, y sabes que algo va a pasar entre ellos. Como cuando Christian se enamora a primera vista de Satine en Moulin Rouge. Era uno de esos momentos donde sabes que a partir de ahí, empieza realmente la película. Donde todo cambia, donde te das cuenta de si te gusta o no la película. Donde todo se vuelve un poco más... interesante.
Escuché por ahí, una vez, un "tomalo como de quién viene"...

¿Can you read my mind?

Y es que, muchas veces, las actividades diarias no son suficientes para asfixiar uno que otro suspiro de pasado que brota sorpresivamente. Si, creo que eso fue exactamente lo que me sucedió el día de ayer. 7:19 de la mañana y yo viajando en un 123 vacío y lleno de todo. Con auriculares en los oídos, buscando crear una realidad paralela en tiempo real a la que de verdad se vive. Apoyando la cabeza en la ventanilla, vinieron tantas cosas que fue como una bola de nieve que me llevó puesta sin sentimiento o piedad alguna. A decir verdad, nunca creí ni siquiera una minúscula parte en lo que muchos nombran como "casualidad". Sin embargo, en esos momentos, dudé por un momentos en esa existencia. Cualquier moviendo, cartel, señal, canción en mis oídos, persona que subía, exterior del colectivo... Todo era como si me señalase a una sola cosa, a una sola persona, a una sola y mejor experiencia amorosa de mi vida. Yo, sinceramente, no tengo ni siquiera un mínimo "por qué" que pueda llegar a traducir en palabras las razones pero, tuve la necesidad de llorar, de soltar lágrimas por algo que ya "fue"; y, lo hice sin pensarlo dos veces en resistirme. El filme personal que duró micro segundos en mi cabeza no tardó en aparecer, acentuando mis tan dañinas sospechas: no todo se termina. 

viernes, 20 de mayo de 2011

Siempre tuve esa postura, perspectiva, punto de vista o como sea que quiera llamárselo, un tanto negativo. No tanto, pero creo que es en, gran parte, así. Siempre me lo cuestioné, me lo cuestionaron y hasta trataron de persuadirme de modificarlo por uno, quizás, un poco más flexible, con tendencia a algo más positivo. Sin embargo, nada me lo cambiaba. Todo seguía (y sigue) en su lugar y creo, como tiene que ser. Aprendí a confiar más en los desconocidos que en aquellas personas que constantemente me repetían que podía contarlas para cualquier cosa. Quizás, esos desconocidos eran historias que contaba y al día siguiente y, por eso, desaparecían como si nada hubiese hablado ni sucedido. Bien, creo que así es. Yo vivo sin confiar, vivo desconfiando y tratando de falsar todo tipo de cosas que veo, escuche y, tal vez, sienta en carne propia. Y así soy feliz, porque siento que, a fin de cuentas, no me equivoco con lo que "va a suceder" al rato. Bueno, pienso, escribo y releo lo que escribo, como algunas otras cosas que subí una vez; y, nuevamente, vuelvo a estar segura de mi misma con estos pensamientos tan básicos y primitivos de, con suerte, una persona que está perdiendo algo de conciencia y control en sus acciones y, por ende, en su cabeza. "Me organizo en mi desorden", casi todo el tiempo. Pero al organizarme, me desorganizo más y es algo que nunca termina.. Una cadena, un anillo, una calesita sin fin visible, por lo menos. Si, definitivamente me trae recuerdos y, no sé de los mejores que puedan haber pero recuerdos, en fin. Vuelvo a esos meses en los que la vida me costaba y muy cara; en que el aire que me chocaba por donde sea que caminase, me gritara esas palabras que para algunos eran tonterías, pero para mi no. Si, soy una tonta.. Una tonta que todo el tiempo cree que la gente está en contra suya, pero me hago cargo de eso y, a mi parecer, eso es lo que más vale.


.... Esos son, momentos que vuelven por inercia o, capaz que no. Que en una noche aparecen y hacen que todo el buen estado que portabas segundos antes, se modifique crudamente. Es melodrama.. Si, lo sé.

lunes, 16 de mayo de 2011

Recordalo.

Después de haber escrito, de dejar mucho de lo que me atormenta (aunque no lo crean, es así), entiendo que con ésto no hago ni logro absolutamente NADA. Escribir es un arte que sólo pocos conocen y saben hacer; una descarga personal que mejora internamente eso que te come la cabeza; un cable a tierra que te devuelve la cordura que, poco a poco, se va con las situaciones que nos tocan vivir; un forma de catarsis, de sentirse mejor, de curar, de vivir. Quizás para otro, sea una gran pérdida de tiempo, una estupidez sin sentido alguno, sin forma; un pasatiempo absurdo, una tontera casual y cotidiana. Sin embargo, ¿para qué explicar lo que, ni siquiera con eso, no son capaces de captar, de sentir, de interpretar mientras leen?. No entienden nada, no saben nada, hablan porque el aire es gratis y nada más.
No me considero una escritora, ni siquiera alguien que sepa escribir a la perfección o algo por el estilo. Simplemente, soy una de las tantas (o tal vez, pocas) personas que encuentran en un papel y un lápiz la manera de ser un poquito más feliz de lo que se es. De confiar en alguien que no habla ni que puede decirte que está "mal" lo que ponés, o bien, de guardarselo y morir ahí. Siempre escuché el dicho de "cuando la mente ya no retiene bien, existe el papel". A decir verdad, a mi me parece que, afortunadamente, siempre existe el papel, retenga o no a la perfección la mente. Muchas veces, te apegás tanto pero TANTO a algo que terminás convirtiendo ese algo en alguien. Aparece, entonces, una persona ficticia pero tan real que nos compra. Esa persona que nos escucha pero no habla, que nos enseña pero con simples letras, que nos hace crecer cuando hace que releamos lo que le contamos alguna vez, que nos mantiene vivos solamente con su humilde existencia, dando lugar a que no terminemos explotando ni hagamos locuras, que muchas veces tienen una insistencia importante por dentro. Cualquiera que leyera, pensaría que es algo descabellado y demente, pero a veces, es necesario dejar de observar para comenzar a VER un poquito mejor las cosas. El punto es que, hoy, esa persona está aquí, haciéndome compañía como otros días negros, con la misma lealtad de siempre. Encuentro tanta confianza como para escribir lo que sea. Si, si señores: ¡LO QUE SEA! Cosas que no hablaría con otras personas, cosas que es más fácil plasmarlas que andar mendigando consejos de otros, cosas que, en otro lado, sonaría tan loco que directamente me harían tratar; cosas que no se pueden decir, cosas que, otras veces, no tienen sentido. En fin, quiero llegar al momento en que me toca agradecer. Agradecer a esa persona imperesonal e imaginaria que toma forma cuando escribo hasta en una servilleta de papel; por estar ahí SIEMPRE que me fue necesaria.

lunes, 9 de mayo de 2011

Y es que, cuanto menos lo espero, más rápido llega. Son sólo unos cuantos par de segundos los que me toma pensar, repensar y autoconvencerme de que es una sensación, ni más ni menos. Pero, al persuadirme entre excusas baratas y trilladas, un click automático salta para frenarme el boicot que poco a poco había empezado a tomar forma en mi cabeza. Es una revolución... Mini, pero revolución, en fin.
De lado a lado, ando. Me olvido, quizás, de la existencia de ésta persona abstracta que es mi blog. Justamente, hoy fue una de esas noches que no tienen fin, por más horas hayan sido contadas por agujas de un despertador. Vuelta para un lado, vuelta para el otro, panza abajo, panza arriba, me tapo, me destapo, me levanto y camino por todo el departamento, me acuesto, me acomodo y los ojos que siguen abiertos, mirando sabe Dios qué cosa. Mi cabeza si que no tiene descanso, hasta siento pena por ella. Dicho sea de paso, ya no sé qué es lo que pasa o, tal vez, sí... Más no que si. De la forma que sea, no puedo encontrarme. ¿Será que me estoy absorviendo entre tanto modismos, gestos y costumbres de otra persona? Es muy posible, pero no quiero que se me pase esa ocurrente idea. Era difícil y más que complicado ser yo, pero ésto que tengo que ser (y ni siquiera YO soy) es el doble, tripe y hasta cuádruple de antes. 

miércoles, 4 de mayo de 2011

- WronglanD -
Hay segundos, minutos y horas que pasan sin que me de cuenta. El tiempo acá es eso.. Algo que vuela, que se me va de todo plan que haya hecho, que no me espera ni perdona ni siquiera una milésima de segundo. Creo que por eso también ví tan alejado de mi realidad diaria el hecho de no escribir algo como la gente y Dios manda o, quizás, el saltearme o invertir el horario para algunas cosas.
Tengo todo el tiempo esa sensación de estar en un sueño, ni bueno ni malo, sólo un sueño que no se termina nunca. Cualquier movimiento, pensamiento o palabra que salga de mi, conforma y afirma más la idea de estar en un imaginario, gestado en algún lado oscuro de mi creatividad. Diría que me asusto al escribir, leer y releer lo que yo misma escribo, pero lo cierto es que no. A veces, se desconfigura un poco; otras no tanto, pero la idea de no poder salir es constante. Si, tal vez son esos días que no dejan de dar saltitos por dentro.. Días que extraño, por cierto. No soy yo, y ésta vez es de verdad.

jueves, 28 de abril de 2011

Hoy 28, 4 meses.

miércoles, 27 de abril de 2011

{ Lo normal siempre va a variar, va a cambiar, se va a transformar y volver a modificar. Pero lo natural, no. Eso es así, le guste a quién le guste. }

Sucede, cuando quiere.

No me explico cómo es que al escuchar algo uno puede llegar a soltar lágrimas. Lágrimas que en ese momento no tienen explicación, motivo o razón. Sin embargo, eso es sólo una creencia, algo superficial, ya que muy en el fondo, lo tiene. Es otra de esas pocas veces en las cuales me toca quebrarme al darme cuenta que es imposible tener a la defensiva la coraza de “persona fría” y que quiere estar en otro lado. Una vez más, tengo que resignarme a entender de una de las peores formas cómo es que funciona esta trama perfecta que es la vida misma. Podría llegar a explicarse cuando sucede en otras personas, pero cuando está en carne propia se hace hasta imposible poder llegar a describir esa rara mezcla de sensaciones que, se asemejan mucho a una yaga generada en anestesia y que, cuando ésta pasa, invade el repentino dolor.
Estoy sentada al lado de la puerta abierta del balcón, donde nuevamente soy sólo una más en la ciudad. Una persona más, un individuo más poblando tierra de nadie y transitada por todos. Entre tanto, suenan esas canciones que tocan lo más sensible de cada uno, que te hacen pensar y repensar en todos y cada uno de los segundos que pasaste en otro lado y no fuiste capaz de demostrar un afecto guardado para esas oportunidades; por imbécil. Estoy en una especie de amnesia constante que, por momentos, se desmorona como un castillo de naipes y deja vulnerable mi parte más frágil, más débil, más suave y más intocable… La más importante. Es la convivencia, el cambio de aire tan anhelado, como siempre digo; otro tipo de caras que rodean un ambiente desconocido y sin forma. Ideas de todos colores, clases, fisionomías, detalles y materias se entrecruzan, no sé si a propósito o no, con la intención más básica y general de todo organismo: protegerse a si mismo. No obstante, nada cambia. Yo no necesito eso en éste preciso segundo. Si, no sé bien qué es, pero no de algo estoy segura: NO ES ESO. Se me ocurrió, entonces, buscar distracciones para liquidar con sencillez y sutileza los minutos que se transformaron en siglos, para mi. Dibujar, asear el espacio, acomodar mis cosas, completar alguna que otra actividad de la facultad, escribir… Meros intentos medicinales contra ésta desesperación tan particular que, logra inquietarme con su característica principal: la quietud, más ahora que soy consciente que poco a poco, va duplicando su tamaño, sin permiso alguno. Es la típica revolución que se oculta detrás de los impunes momentos de los que me alimento acá, de las pocas risas que suelto y, quizás, uno que otro ratito de vibra positiva.

domingo, 24 de abril de 2011

Abstracción.

Quizás lo que inconscientemente estaba haciendo, era sólo para librarme de culpabilidad y responsabilidades mayores que no había podido manejar en otros momentos. Tal vez lo que (me) sucedía era sólo una sucesión de efectos negativos y adversos, resultantes de una mala maniobra accionada en alguno que otro momento de ansiedad, desesperación y bronca. Entonces, lo primero que tendía a hacer mi conciencia era tapar aquello con otras acciones, hechos, gestos, palabras, miradas que, con suerte, me calmaran la voz que no terminaba de gritarme nunca. En la profundidad de cada cosa que se me pasaba por la cabeza, estaba la firme intención de arreglar, reparar, socorrer algo que se había roto. Mi anatomía hablaba por su cuenta, al igual que mi mente y corazón.
Yo me sentía bien con su presencia al lado pero y, paralelo a eso, también estaba bien sin su presencia.
Es una costumbre ya adquirida, aceptada y hecho "propia" de éstos últimos días, el hecho de no poderte negar un no; el hecho de no (querer) poder sacar bandera blanca al corazón, eso que en otro momento me hubiese resultado tan fácil.
Estoy asustada y creo que eso es evidente... Puede leerse en cualquier entrada actual. Así y todo, con el miedo por ya instalado en cada rincón de mi cuerpo, yo sigo. Si, pongo primera y salgo. No escribo acá como antes, quizás no lo necesite, quizás si. Sin embargo, tengo mimetizada en la cabeza la idea de que no estoy siendo yo, bajo ningún punto.

miércoles, 20 de abril de 2011

Si me estoy jugando el corazón, lo mínimo que espero es algo de madurez.

domingo, 17 de abril de 2011

Soy testaruda, peleadora, estresante, sumamente celosa, emotiva, gritona, muy histérica; a veces, difícil de aguantar. Si no aceptás lo peor de mi caracter, seguramente no mereces lo mejor de mi. Por lo menos, sé quién soy y lo asumo.
Amén * .
Entre fotos, música y alguna que otra frase, mi cabeza empezaba a entender, pasito a pasito, cómo funcionaban las cosas, sea por el momento solamente, o no. Me choqué muy de frente con una realidad tan distorcionada que asustaba mis nuevas "convicciones", y sobre todo, entendí que era una persona más grande en muchos aspectos, por ende, no podía estar pensando lo que hasta segundos anteriores. Fue como un CLICK que, agarrándome del mentón, me movió la cabeza en dirección al frente, obviando cada uno de los caminos de los costados; para que mirara con más precisión lo importante y nada más. Fue cuando entendí que no podía estar así, con tanta desazón, por sandeces e inseguridades.

miércoles, 13 de abril de 2011

Te quiero y me quieres, pero somos mas idiotas que sensatos.

martes, 12 de abril de 2011

Me era altamente tóxico dejar que todo quedara así, como si nada. Sin esa "preocupación" por buscar arreglar las cosas, para regalarle la oportunidad a la resignación. No me permitía a mi misma largar lo que yo había querido, valorado, cuidado y reparado, en parte; por algo sin mucho sentido. Posiblemente, era mejor; pero para mi, no. Lo quería y de verdad me importaba, entonces me la jugué.. Me jugué el corazón, quizás por última vez. Entonces, viendo cómo se desaparecía por la vereda, lo hice volver. Siempre supe que cuando hay que hablar de cosas serias, es mejor empezar por uno mismo. Pues, eso pasó. Con palabras lentas y un discurso casi estropeado por acción de unos nervios evidentemente malos, me saqué la mochila y le pasé la posta. No hablaba mucho, pero tendía a querer anestesiar cada oración, sin ser anestesista. Nos dijimos absolutamente todo lo que se había sentido, vivido, pensado, escuchado, leído, hecho y dicho en los pasados dos o tres días. Si, más allá de dejar ir lo que me estorbaba por dentro, yo también buscaba la oportunidad de mejorar las cosas porque sentía que era algo necesario y a eso, me guste o no, lo tengo que admitir. Volvía a poner más de mi lado que del suyo. Pero en ese momento, la única idea en mi cabeza era estar con él al lado un rato más, ya que no iba a verlo más. Entre tanto que hablamos, saltó como hoja traspapelada la pregunta del millón: "¿Volvemos?". Automáticamente se desprendió de mi cabeza un planteo algo absurdo y realista, a la vez. Algo que no me callé y se lo planteé a la perfección: Por un lado, tenía la chance de arriesgarme y terminar de jugármela. Estar con él, nuevamente, siendo consciente cómo son las cosas y que iba a meterme algo así como más de lo que ya estaba; y, por otro lado, liquidar las cosas en ése instante y dejar que el tiempo ponga sus efectos en mi, ayudándome a ignorar todo lo que estaba sintiendo. Para esos segundos, el corazón no latía, sino que galopaba como si estuviese en la situación más impensable del mundo. Mucho tardamos en darnos cuenta que le pifiamos en lo importante, en lo que de verdad cuenta. Es que, no siempre la introspección necesaria se da y, realmente, cuesta discernir un poco lo que pasa. Así habíamos estado esa tarde: Aprendiendo a decirnos las cosas en la cara y sin vueltas; mostrando quejas de uno u otro consumidor molesto; Prometiendo, por mi parte, que sin exagerar ésta era de verdad mi última jugada, mi última autorización para meter mi corazón al medio de una relación y, por ende, su última chance de cuidarlo y demostrarme que las cosas pueden estar mejor.

lunes, 11 de abril de 2011

Entonces, aprendí a no entregar más mi corazón a nadie. Suena absurdo y hasta imposible y, quizás lo es.

sábado, 9 de abril de 2011

"Vos querés ser afectuosa desde las palabras secas y frías."






Y a Georgina nadie le discute, carajo.


jueves, 7 de abril de 2011

Creo que hoy, la rescatada tengo que ser yo.
Este es peor. Más que el anterior. Más que algunos otros, menos que otros. Me siento clausurada hasta en mi propio espacio, en mi propio terreno.
Siempre odié a esas personas exageradas, quejosas, insoportables de tanto romanticismo contemporáneo. Leía, escuchaba, miraba y hablaba con esas personas con esa idea en la cabeza. Esa idea de decirles "CÓRTENLA. SI TAN MAL ESTÁN". No pienso estar así, ni siquiera largar lágrimas cuando creo que es un sinsentido total. Pero, me es absolutamente inevitable e involuntario el sentir la red de pensamientos, sensaciones y emociones que tengo en la cabeza. Creo que, de alguna manera, hoy me siento una de esas personas que no puede encarar nada por el simple hecho de no entender, ni siquiera, la explicación de por qué se encuentra con una sensibilidad inexistente de su cuerpo. Porque, más allá de todo, soy una bomba contra reloj que, evidentemente, está esperando un impacto importante. No quiero hablar más, aunque realmente sea sólo eso lo que quiera.
CRISIS . -

miércoles, 6 de abril de 2011

Entonces, es cuando pensé que quizás éste no era el momento apropiado. Estaba, nuevamente, en destiempo. Sí, podría ser. Lo que no quería volver a pasar por nada del mundo era ese "duelo" típico de cada relación que termina o que está a punto. Lo sentía, lo presentía y, a decir verdad, lo venía venir lenta y rápidamente, en dualidad.
Quería decirle que tenía miedo... Miedo de que él jamás me amara en la forma que yo deseaba ser amada. Miedo que tal vez, él no tenia la capacidad de amar a nadie, excepto a sí mismo. Miedo a que llegado el momento, me rompería el corazón de nuevo. Pero lo engañé y sólo dije: No me pasa nada.








Carrie Bradshaw
* Stand by me. *

No creo que el mar, algún día, pierda el sabor a sal.

Eran las 4, las 5 y finalmente, dieron las 6 de la mañana de un día que así, no comienza bien. Y es que de tanto pensar me olvidé hasta de dormir. No había manera de concebir una explicación que, realmente, me calme y me de tranquilidad por dentro. No encontraba la razón, motivo o excusa en que se apoyaba su ideología del "querer y ya". No, no la había. Me saqué mis zapatillas y me puse hasta las suyas para pensar un poquito más como él lo hace, pero fue una de las tantas cosas que hice.. en vano, por supuesto.
Lo que menos pretendía era cambiar a alguien, y juro por Dios y por lo que sea que por más ganas que haya tenido de que ocurriera aquello, esas no eran mis intenciones. A mi me basta con tener un apoyo, una base; donde puedan sostenerse aquellas pocas cosas lindas que hayan caído de su boca y se refieran a mi; me basta con tener la certeza de que, más allá de un "novio", tengo un amigo en quién puedo confiar muchas cosas que no hablaría con otros; me alcanza con un poquito más de RESPETO. Pero no, siempre fue mucho lo que pedí, parece. Si, yo puedo entender que uno sea como es, porque hasta yo misma me observo, escucho y reflexiono sobre cómo actúo, pero no puedo encontrarme, por lo menos en éste caso, lo que en el sí: egoísmo y orgullo. Y no es que esté diciendo ésto sin sentir nada porque claro está que no es así.. Duele, y mucho. Pues bien, no tiene otra forma de interpretación el darle más importancia a cualquier otra chuchería que a una persona que "de verdad, se la quiere"; el simple hecho de actuar innecesariamente en situaciones claves para demostrar que de verdad algo de interés en que todo esté bien busca, no está. Sinceramente y con toda la honestidad del mundo, estoy haciendo un esfuerzo de sobremanera por algo que, sé bien, mucho no va a tener sentido, como su accionar. Tampoco quiero quedar como "la buena", porque no creo serlo. También tengo mis cosas, mis días y mis reacciones. Sin embargo, necesito que sepa que sola no puedo. Que, si bien no necesito hacerlo, estoy evitándome a ser yo misma para que esté conforme y todo, con suerte, mejore. Que lo que a mi me toca genera la peor de las sensaciones: que están jugando con uno y que, realmente, yo ya no puedo ni quiero seguir así.
"Elegiste al peor", me dijo. Lamentablemente, yo no decido de quién enamorarme, ¿sabés? Si, ojalá yo te hiciese todos y cada uno de los garrones que me como y, como siempre, muda; para que veas y notes en carne propia qué se siente. Pero, no soy así y sé dejar un poquito de lado el orgullo y la razón del "yo, yo y yo". Seré la más complicada del mundo pero, para mi, las palabras son sólo eso... Palabras que van y vienen cuando quieren; si no se las ejecuta. Otra de las cosas que sentí por ahí fue un "Yo no voy a estar encima tuyo todo el día. Yo también tengo una vida y mis cosas". No quiero que estés arriba mio todo el tiempo, sino que sepas respetar y ayudarme a cuidar algo que los dos decidimos que exista, te recuerdo. Ahí, nuevamente, ingresaba el egoísmo. ¿Por qué yo sí que trataba de cambiar mi forma de ser, siendo menos fría de lo que era? ¿Con qué razón yo había cedido a su pedido y, no le repetía con constancia el hecho de que hable frecuentemente con una de las personas que había intentado arruinarlo (más de lo que ya estaba) todo, más de una vez? Así era yo. Prefería mil veces callarme y evitar su enojo por uno que otro momento lindo que pasábamos. Lo sé, otro error mio. Pero a veces, uno explota y duele. Aunque, es más una reacción de causa-efecto que termina así, con llanto y mucha decepción, tal vez.
Tenemos, por voluntad y elección de ambos, un pacto. Casualmente, un pacto es eso.. Un acuerdo mutuo que debería respetarse, sobre todo si se trata de uno que no necesita otra firma que el amor. Basado en lo que sea, si fuimos tan capaces y felices para y cuándo le dimos vida, ¿por qué ahora lo estamos embarrando?. Y lo reitero, no pretendo que cambie. Pretendo un poco más de cariño si es que de verdad le importa (aunque, si fuese en serio, ese cariño saldría por su cuenta y, no habría necesidad de pedirlo), pretendo algo de contención y coherencia, sobre todo.
Si yo escribo ésto acá, es porque no encuentro oportunidad, momento ni forma para hacerlo como correspondería pero, sobre todo porque ya no aguanto más esta incertidumbre de mierda que no cesa más.

lunes, 4 de abril de 2011

¿De qué hablamos cuando hablamos de AMOR?, le dijo Romeo a Julieta en el balcón. Suena mal y, no importa la razón. *

domingo, 3 de abril de 2011

 Tener presente que el estar ausente NO anula el recuerdo, NO compra el olvido, Ni nos borra del mapa.
Yo había perdido la cabeza por esos segundos y, a fuerza bruta, había aceptado y absorbido la idea de ser una maniática controladora. Mi intención no era más que saber qué es lo que hacía, con quién estaba charlando, a dónde había ido, cuándo, cómo y demás. Pretendía que sólo tienda a decirme: "te necesito", "te amo", "te extraño mucho", "quiero estar con vos ahora"; todo el tiempo, para tener la seguridad de que realmente era así. Necesitaba que rompa esa coraza de corazón frío y, aunque muy poco, sea capaz de llamarme nuevamente si alguna vez le llegaba a cortar el teléfono. De alguna manera, tenía que tener control porque era yo quién ponía los límites y las fronteras para cada cosa. Y, ni pensar cuando invocaba sus incómodos silencios, en los que pensaba con claridad decirle "¿qué carajo estás haciendo que no me hablas?". Si, yo era insegura y muy desconfiada de mi y, conociendo su manera de ser, mucho más de él. No le salía lo romántico ni lo cursi como yo hubiese querido y, a decir verdad, no entendía qué había hecho de mi para que me encuentre en un estado tan enfermo como en el que estaba. En pocas palabras, mi búsqueda abarcaba cualquier cosa que pudiera hacer para abandonar el dominio de él sobre mi persona, aunque bien sabía que era casi en vano lo que hiciese. Entonces, me enfadaba más y más, a punto de no poder. Terminaba por activar una reacción explosiva de celos en la cual, cabeza, corazón y resto del cuerpo se disgustaban y actuaban en carácter de autonomía. Lo acepto, yo estaba enferma y necesitaba de él, quizás, para encontrar una cura rápida. Necesitaba que alimentara a mi cabeza con hechos y respuestas casi utópicas  para sentirme bien. Era egoísta porque, a ese punto, ya me había cansado de ser la persona más comprensiva, buena y paciente frente a algunas situaciones. Yo quería saber todo, minuto a minuto; esperando escuchar, leer o ver una única acción, actitud o palabra para cerciorarme la fija idea que alguien había clavado en mis sesos.

sábado, 2 de abril de 2011

Y, aunque muchas cosas no están digeridas, hoy fue un buen día.

viernes, 1 de abril de 2011


CARENCIA DE NITIDEZ.
Y yo ya no sé qué hacer conmigo. ¿Es idiotez amorosa o idiotez genuina? Con honestidad, no puedo distinguirlo.

Un buen juicio.

Y, parece que los Reyes cumplieron con su regalo. Sin embargo, mucha certeza o seguridad de que continúe así, no tienen. Entonces, evidenciando sus habilidades del juego se dignaron a apostar. Una parte ambos hombres y en la otra, un incierto destino; para ver quién resultaba más ventajoso y sobre todo, aireoso. ¿Ganador? No hay, no existe ni va a existir, porque unos minutos antes de estrechar la mano, cada parte reconoció la carencia de la otra para que todo esté en su lugar, ignorando las palabras sueltas que soltaron con anterioridad. Son unos imbéciles.

miércoles, 30 de marzo de 2011

Chino.


Es que quiere alguien que esté con ella
y que le dé un poco más de bola.
Le pidió un regalo a los Reyes:
Un hombre que nunca, pero nunca la deje sola.

lunes, 28 de marzo de 2011

Nous sommes pathétiques.

Nunca me gustó escribir mucho de política, sobre todo, de la nuestra. Sin embargo, hay veces en que uno tiene esa necesidad de saltar a pelear con la palabra por ALGO de bienestar en la sociedad que se vive. Quizás no tenga los mejores argumentos del mundo, quizás si. Lo único que sé es que hoy, yo siento verguenza por el gobierno instaurado éstos últimos años.
Tengo 18 años y, con suerte, éste sea mi primer año electoral; pues bien, me topo con una realidad con pocas opciones de salida a algo mejor. Algo que desde ya, es vergonzoso decir. No obstante, intenté (e intento, constamente) pensar un poquito más de lo que debería y hacer una "comparación" coherente y clara, sin exageraciones, con el ahora porque de alguna manera, eso me enseñaron en una que otra clase de política hace un año atrás. Se trata de comparar lo real con lo que podría llegar a ser: el futuro, con suerte, un poco mejor. En fin, idealizar un régimen ideal. Entonces, salgo a la calle y noto, teniendo en cuenta el lugar donde estoy, la degradación de lo que se hacía llamar SOCIEDAD, azotada por esos fantasmas sin fin de la inseguridad, la violencia y tantos otros males. Llego a observar, también, una nueva cultura que subestima al hombre en todas sus dimensiones pero que, casi imperceptiblemente, se va alimentando por esas legislaciones que favorecen con totalidad el hecho de no trabajar, de creer que uno es dueño de la vida de otra persona, independientemente que sea un accidente, o no; y dar la bienvenida a la firme idea de desaparecer a ese otro ser de La Tierra; de considerar tan correcta una idea distorsionada de que dos hombres (o mujeres) puedan contraer matrimonio sea "normal" para llegar al punto de dar la cara y sostener que es "un avance hacia el país moderno que quieren los argentinos". No dije nada, fueron sólo algunas de las cosas que pasaron por mi cabeza al mirar tan de frente la realidad. Camino, camino y sigo caminando por las calles, avistando desde ya que lejos está de la mano a unos cuantos par de chicos menores, una señora. Se me viene, de golpe y con brutalidad, la evidente razón de su situación: la asignación por hijo. Dejar lo que la dignifica por unos cuantos pesos que irán aumentando a medida que más hijos vayan sumándose a sus manos, sin limite alguno. ¿Y dónde están los jefes? ¿Dónde están los tutores a la hora de apañar las necesidades de quienes tienen a cargo? No todos los gobiernos son los mejores. No todos son los peores. Cada uno tiene su deficiencia y su beneficio a todos los sectores. Me propuse a escribir teniendo presente éste concepto de "pro y contra" que tan cierto es. Pero, no puedo dejar de mirar o esquivar las palabras exactas al modelo de éste tiempo: SÍMIL. Si, tapando con esa pantalla de democracia lo que muchos temen nombrar: una gran e insostenible demagogia de masas. Es un puñal, para mi por lo menos, tener que decir ésto. Capaz que por el hecho de haberme pensado estar en un lugar mejor, donde las normas son realmente justas, donde no se subestima ni se soborna a aquel ignorante que está tirado en la calle pidiendo una que otra lismona; donde se respeta el valor de la vida, más allá de todo. Inclusive, cualquier religión; donde cada uno asume sus desviaciones sexuales pero respetando a los que no las tienen; donde la libertad de expresión es lo que NUNCA falta, sino que sobra. Sin embargo, al parecer, yo y otros más nos dormimos en un ideal muy poco logrado, con la culpa de llenarnos con lo más superficial que una campaña política puede llegar a hacer para ganar elecciones, como regalar bolsones de mercadería por un voto, entre tantas otras opciones.
Están los que no cambian de parecer y siguen suministrando ese granito de arena para hacer creer a los señores funcionarios que están acertando en sus decisiones. También, los que bajan la cabeza y se resignan a tener que soportar una vida que podría ser mejor si tan sólo soltaran unas pocas palabras de justicia y realidad de sus bocas; y, finalmente, estoy yo, nosotros: los que estamos hartos de que la soberanía popular esté accionada incorrectamente y, hasta trastocada, por gente que todavía es capaz de aparecer en Cadena Nacional con la intención de brindar a todo un país espectante de mejoría, la frase más absurda e incoherente que escuché en toda mi vida: "Lo que hay es sensación de inseguridad". ¿Acaso no vemos todos los días, sacando los medios de comunicación, los hechos más bizarros que ya ni siquiera llegan a tocar nuestra sensibilidad? ¿No notamos que ésto se transformó en lo más normal y habitual del mundo? Si tan sólo pudiéramos ser un poquito más pensantes, nos daríamos cuenta a tiempo lo mal que la podemos pasar por, en parte, voluntad nuestra; al emitir ese voto que hoy apoya a la censura de medios opositores, a legislaciones por conveniencia política y/o favoritismos de clases, a la alianza con países cuyos modelos apoyan un nacional-comunismo que, seguramente, se pretende imitar; a una completa subestimación a aquellos que carecen un nivel de pensamiento medianamente preparado; al impulso y desarrollo de la tendencia a cobrar dinero correspondiente a aquel que realmente transpira una camisa, por el ocio y la vagancia; a crear más infraestructura y obras innecesarias con el fundamento de "ciudad moderna", para parchar los pozos resultantes de los errores cometidos y negados en cada uno de los discursos de la directora de un poder ejecutivo que deja mucho que desear.

domingo, 27 de marzo de 2011

Patético, mal, terrible y hasta despreciable lo tuyo. -
Y al final de cuentas, uno idealiza de sobremanera, olvidándonos lo mal que nos la hicieron, lo que nos podría haber pasado, lo que nos dolió que no estuviera ese alguien ahí justo en ese instante. Entonces, nos tapa esa pantalla ilusoria de "persona buena" que creamos en la cabeza, resaltando sobre todo, lo más lindo, lo que nos atrae, lo que nos gusta, lo que deseamos del otro. Nos pega fuerte pensar, nuevamente, en lo feo. Pero la sensación de bronca, de pronto se fusiona, no sé si para bien o para mal, con una nueva invasión de Romanticismo contemporáneo que llega por la misma idealización de la psiquis personal. Llega un determinado momento en el que te preguntás a vos mismo "¿Qué es lo que siento?" y, lógicamente, aparece esa frase tan trillada del "no sé".

sábado, 26 de marzo de 2011

Entonces, ella entiende que él no es capaz de ignorar momentáneamente su propio orgullo por el bien y la salud de lo de ambos; que no sabe reaccionar como uno puede llegar a predecir, en algunas situaciones; que se resigna a un "me da igual" por miedo o, quizás, porque sea esa su personalidad y ya. Él, que nunca entendería (tendría) la capacidad de notar, de ver y no tan sólo observar un poco las cosas; no era, entonces, capaz de ocupar ni la mitad  del cargo de armador (que le correspondía) en aquella relación. Y ahora, todo es un caos que, imperceptible o no, está presente todo el tiempo.
A veces, me da la sensación que es sólo eso.. Sólo algo "carnal": un beso, un abrazo. Sin intenciones de herir, lastimar, ser peyorativa o despreciar (cosa que no me gustaría, no me corresponde ni quiero hacer), las cosas se deterioran por inmadurez. Si, esa inmadurez que alguna vez ella pensó que había superado, que había dejado atrás. Sin embargo, tal vez había sido así: lo había logrado. Pero, cuando uno se topa con situaciones de éste tipo, mucho se viene abajo... Hasta los mejores aprendizajes. El concepto de "pareja" que uno generalmente tiene es aquel que habla de crecer y madurar juntos, compartir, sentirse pleno con el otro, confiando desde lo más lindo hasta lo peor que pueda pasar; querer, valorar y respetar; ser de una sola persona y nada más. Bien, yo creo que para ella, eso terminó por romper con sus esquemas. Cada vez que lo pensaba, que lo replanteaba, que lo transformaba a su favor, todo empeoraba y mucho seguía por derrumbarse, como una pila de naipes. Lo que más le era tedioso, más allá de todo, era el simple hecho de imaginar, de usar una creatividad mala involuntaria y independiente a lo que ella de verdad deseaba. Suele suceder que, por ahí, la cabeza no recibe lo correcto, lo que "debe hacer" y termina accionando lo que "quiere hacer". Es, algo así como un acto fallido. Y, últimamente, se había estado manejando de éste modo y, para ser muy honesta consigo misma y con el que pueda llegar a leer ésto, era un intento desesperado por quitar la ansiedad y saciarse las ganas de estar bien con él.

martes, 22 de marzo de 2011

De a poco, la embarramos: Él con palabrerío incoherente a las acciones. Yo con películas que no existen instaladas en la cabeza. Y, así estamos.
Ya lo ves, ni siquiera el médico más impresionante del mundo es capaz de curarse a sí mismo.
Dormir... Dormir es lo único que queda.

Raciocinio.

Todo iba viento en popa, se diría más tarde. Sin embargo, las cosas no siempre son perfectas, sino que se embarran con gran facilidad y, por ende, pasan a ser las manzanas podridas que pudren a las demás. Y, así fue. Llamadas en vano, mensajes de texto con otro tipo de decoficación que termina en una obligación, y no es algo exagerado; visitas por visitar, sin casi una mínima importancia real. Sino, más bien, una de cortesía. Juro por lo que más quiero en el mundo que lo que menos tengo son intenciones de iniciar una secuencia de bombardeos a su persona, lo juro. Pero, ahí estaba yo, controlandome para no dejar ir en gritos ese nudo brutalmente atado en mi garganta; esperando que ese momento llegue y sacar lo real, lo que soy de verdad. Nunca, hasta donde recuerdo, sentí una sensación tan parecida a esa. Era un constante impulso natural por golpear paredes, golpearlo a él mismo, hacer volar lo que sea que haya tenido encima o, definitivamente, irme. El silencio que creaba abismos entre nosotros, me presionaba de la peor manera, apoyando del todo mis pensamientos frente a tal situación y complicándome más. En definitiva, muy dentro mio, estaba segura que no lo haría, por más ganas que tuviese. Entonces, me quedé muda y solté lo que debía soltar en su momento. Honestamente, no sé. Uno sabe que lo que está diciendole al otro es racional y lógico, con toda la razón del mundo (si es que termina de decirlo, no como yo). No obstante, nunca va a dejar de existir la negación.. La bendita y maldita negación. Justamente, éste era uno de los motivos por los cuales me rehusaba a lo que hoy creé. Pero eso no tiene importancia ya. ¿Cómo iba a decirle que estaba desesperada porque me demuestre con acciones físicas lo que sentía, y no sólo con ese simple palabrerío? ¿Cómo iba a decirle que las cosas no habían estado bien desde que volví si, lo único que se me cruzaba por la cabeza había sido darle un beso o un abrazo? Me era imposible. Las palabras que torpemente emitía no eran del todo verídicas ni creibles y, por lo tanto, mi actitud tampoco. Al término de cada cosa que, en zig zag, nos decíamos; me corría por el cuerpo algo así como una "adrenalina" (por no tener una palabra adecuada) de no querer ésto, de irme y olvidarme de todo, de ser una sorda y no tener la capacidad para escuchar todo lo que venía, de esquivar con toda la intención la siguiente frase o palabra, es decir, de parar. Ahora bien, desde que acabó ese silencioso debate de pensamientos del uno y/o del otro, no ceso de buscar ese algo que me quite el pudor  y me de una actitud más pertinente para momentos así. Y si, los sentimientos no se van y, creo yo, hasta dentro de mucho los voy a tener como un imán. Pero, qué más da. Las cosas, generalmente, nunca son lo que aparentan y, es algo que no me voy a cansar de repetirlo y, paulatinamente, de afirmarlo. En mi caso, compré el mejor de todos los peores. Si, pero no de manera despectiva ni peyorativa. Nada de eso. Querer cambiar a alguien es algo que me prohíbo por mas intenciones que tenga porque no corresponde. Pero, ¿Para qué estar con alguien si vas a estar mal? Todo cambia, escuché por ahí. Sinceramente, no sé si será así en algunas situaciones, pero en otras tengo la seguridad de que el amor, las emociones y/o los sentimientos, si lo hacen. Y, de la misma forma que alguien puede enamorarte, puede sin duda alguna, quitar lo mejor que te dió por nuevas acciones y actitudes mucho menos positivas para la relación en sí. Yo no pretendo que las cosas se terminen porque, realmente, no lo merece ni la relación ni yo. Pero pasa a ser una necesidad necesaria para uno el hecho de que la otra persona muestre interés. Y, quizás lo hace en la medida que puede, quizás no; a veces llega a uno, otras no. Bien, a mi me urge una señal, me urge mucho que me llegue porque así, yo ya no puedo. Tampoco voy a santificarme: sé que no soy una persona fácil ni dócil para negociar, lo sé. Sé que tengo más defectos que virtudes y, que entre tantas, los celos resaltan. Pero, "si vos estás conmigo es porque, sabiendo eso y todo lo demás, me aceptas; más allá que sea ocasional o duradero". Que no se malentienda: yo te acepté y sé cómo son las cosas. ¿cambiar? No, yo te conocí así y estoy con vos porque sos de ese modo. Pero, ¿Es mucho pedir, quizás, algo de interés en las acciones y no sólo en las palabras?.

lunes, 21 de marzo de 2011


Démosle un grata bienvenida a la agitada estación de los vientos: el Otoño.