jueves, 28 de abril de 2011

Hoy 28, 4 meses.

miércoles, 27 de abril de 2011

{ Lo normal siempre va a variar, va a cambiar, se va a transformar y volver a modificar. Pero lo natural, no. Eso es así, le guste a quién le guste. }

Sucede, cuando quiere.

No me explico cómo es que al escuchar algo uno puede llegar a soltar lágrimas. Lágrimas que en ese momento no tienen explicación, motivo o razón. Sin embargo, eso es sólo una creencia, algo superficial, ya que muy en el fondo, lo tiene. Es otra de esas pocas veces en las cuales me toca quebrarme al darme cuenta que es imposible tener a la defensiva la coraza de “persona fría” y que quiere estar en otro lado. Una vez más, tengo que resignarme a entender de una de las peores formas cómo es que funciona esta trama perfecta que es la vida misma. Podría llegar a explicarse cuando sucede en otras personas, pero cuando está en carne propia se hace hasta imposible poder llegar a describir esa rara mezcla de sensaciones que, se asemejan mucho a una yaga generada en anestesia y que, cuando ésta pasa, invade el repentino dolor.
Estoy sentada al lado de la puerta abierta del balcón, donde nuevamente soy sólo una más en la ciudad. Una persona más, un individuo más poblando tierra de nadie y transitada por todos. Entre tanto, suenan esas canciones que tocan lo más sensible de cada uno, que te hacen pensar y repensar en todos y cada uno de los segundos que pasaste en otro lado y no fuiste capaz de demostrar un afecto guardado para esas oportunidades; por imbécil. Estoy en una especie de amnesia constante que, por momentos, se desmorona como un castillo de naipes y deja vulnerable mi parte más frágil, más débil, más suave y más intocable… La más importante. Es la convivencia, el cambio de aire tan anhelado, como siempre digo; otro tipo de caras que rodean un ambiente desconocido y sin forma. Ideas de todos colores, clases, fisionomías, detalles y materias se entrecruzan, no sé si a propósito o no, con la intención más básica y general de todo organismo: protegerse a si mismo. No obstante, nada cambia. Yo no necesito eso en éste preciso segundo. Si, no sé bien qué es, pero no de algo estoy segura: NO ES ESO. Se me ocurrió, entonces, buscar distracciones para liquidar con sencillez y sutileza los minutos que se transformaron en siglos, para mi. Dibujar, asear el espacio, acomodar mis cosas, completar alguna que otra actividad de la facultad, escribir… Meros intentos medicinales contra ésta desesperación tan particular que, logra inquietarme con su característica principal: la quietud, más ahora que soy consciente que poco a poco, va duplicando su tamaño, sin permiso alguno. Es la típica revolución que se oculta detrás de los impunes momentos de los que me alimento acá, de las pocas risas que suelto y, quizás, uno que otro ratito de vibra positiva.

domingo, 24 de abril de 2011

Abstracción.

Quizás lo que inconscientemente estaba haciendo, era sólo para librarme de culpabilidad y responsabilidades mayores que no había podido manejar en otros momentos. Tal vez lo que (me) sucedía era sólo una sucesión de efectos negativos y adversos, resultantes de una mala maniobra accionada en alguno que otro momento de ansiedad, desesperación y bronca. Entonces, lo primero que tendía a hacer mi conciencia era tapar aquello con otras acciones, hechos, gestos, palabras, miradas que, con suerte, me calmaran la voz que no terminaba de gritarme nunca. En la profundidad de cada cosa que se me pasaba por la cabeza, estaba la firme intención de arreglar, reparar, socorrer algo que se había roto. Mi anatomía hablaba por su cuenta, al igual que mi mente y corazón.
Yo me sentía bien con su presencia al lado pero y, paralelo a eso, también estaba bien sin su presencia.
Es una costumbre ya adquirida, aceptada y hecho "propia" de éstos últimos días, el hecho de no poderte negar un no; el hecho de no (querer) poder sacar bandera blanca al corazón, eso que en otro momento me hubiese resultado tan fácil.
Estoy asustada y creo que eso es evidente... Puede leerse en cualquier entrada actual. Así y todo, con el miedo por ya instalado en cada rincón de mi cuerpo, yo sigo. Si, pongo primera y salgo. No escribo acá como antes, quizás no lo necesite, quizás si. Sin embargo, tengo mimetizada en la cabeza la idea de que no estoy siendo yo, bajo ningún punto.

miércoles, 20 de abril de 2011

Si me estoy jugando el corazón, lo mínimo que espero es algo de madurez.

domingo, 17 de abril de 2011

Soy testaruda, peleadora, estresante, sumamente celosa, emotiva, gritona, muy histérica; a veces, difícil de aguantar. Si no aceptás lo peor de mi caracter, seguramente no mereces lo mejor de mi. Por lo menos, sé quién soy y lo asumo.
Amén * .
Entre fotos, música y alguna que otra frase, mi cabeza empezaba a entender, pasito a pasito, cómo funcionaban las cosas, sea por el momento solamente, o no. Me choqué muy de frente con una realidad tan distorcionada que asustaba mis nuevas "convicciones", y sobre todo, entendí que era una persona más grande en muchos aspectos, por ende, no podía estar pensando lo que hasta segundos anteriores. Fue como un CLICK que, agarrándome del mentón, me movió la cabeza en dirección al frente, obviando cada uno de los caminos de los costados; para que mirara con más precisión lo importante y nada más. Fue cuando entendí que no podía estar así, con tanta desazón, por sandeces e inseguridades.

miércoles, 13 de abril de 2011

Te quiero y me quieres, pero somos mas idiotas que sensatos.

martes, 12 de abril de 2011

Me era altamente tóxico dejar que todo quedara así, como si nada. Sin esa "preocupación" por buscar arreglar las cosas, para regalarle la oportunidad a la resignación. No me permitía a mi misma largar lo que yo había querido, valorado, cuidado y reparado, en parte; por algo sin mucho sentido. Posiblemente, era mejor; pero para mi, no. Lo quería y de verdad me importaba, entonces me la jugué.. Me jugué el corazón, quizás por última vez. Entonces, viendo cómo se desaparecía por la vereda, lo hice volver. Siempre supe que cuando hay que hablar de cosas serias, es mejor empezar por uno mismo. Pues, eso pasó. Con palabras lentas y un discurso casi estropeado por acción de unos nervios evidentemente malos, me saqué la mochila y le pasé la posta. No hablaba mucho, pero tendía a querer anestesiar cada oración, sin ser anestesista. Nos dijimos absolutamente todo lo que se había sentido, vivido, pensado, escuchado, leído, hecho y dicho en los pasados dos o tres días. Si, más allá de dejar ir lo que me estorbaba por dentro, yo también buscaba la oportunidad de mejorar las cosas porque sentía que era algo necesario y a eso, me guste o no, lo tengo que admitir. Volvía a poner más de mi lado que del suyo. Pero en ese momento, la única idea en mi cabeza era estar con él al lado un rato más, ya que no iba a verlo más. Entre tanto que hablamos, saltó como hoja traspapelada la pregunta del millón: "¿Volvemos?". Automáticamente se desprendió de mi cabeza un planteo algo absurdo y realista, a la vez. Algo que no me callé y se lo planteé a la perfección: Por un lado, tenía la chance de arriesgarme y terminar de jugármela. Estar con él, nuevamente, siendo consciente cómo son las cosas y que iba a meterme algo así como más de lo que ya estaba; y, por otro lado, liquidar las cosas en ése instante y dejar que el tiempo ponga sus efectos en mi, ayudándome a ignorar todo lo que estaba sintiendo. Para esos segundos, el corazón no latía, sino que galopaba como si estuviese en la situación más impensable del mundo. Mucho tardamos en darnos cuenta que le pifiamos en lo importante, en lo que de verdad cuenta. Es que, no siempre la introspección necesaria se da y, realmente, cuesta discernir un poco lo que pasa. Así habíamos estado esa tarde: Aprendiendo a decirnos las cosas en la cara y sin vueltas; mostrando quejas de uno u otro consumidor molesto; Prometiendo, por mi parte, que sin exagerar ésta era de verdad mi última jugada, mi última autorización para meter mi corazón al medio de una relación y, por ende, su última chance de cuidarlo y demostrarme que las cosas pueden estar mejor.

lunes, 11 de abril de 2011

Entonces, aprendí a no entregar más mi corazón a nadie. Suena absurdo y hasta imposible y, quizás lo es.

sábado, 9 de abril de 2011

"Vos querés ser afectuosa desde las palabras secas y frías."






Y a Georgina nadie le discute, carajo.


jueves, 7 de abril de 2011

Creo que hoy, la rescatada tengo que ser yo.
Este es peor. Más que el anterior. Más que algunos otros, menos que otros. Me siento clausurada hasta en mi propio espacio, en mi propio terreno.
Siempre odié a esas personas exageradas, quejosas, insoportables de tanto romanticismo contemporáneo. Leía, escuchaba, miraba y hablaba con esas personas con esa idea en la cabeza. Esa idea de decirles "CÓRTENLA. SI TAN MAL ESTÁN". No pienso estar así, ni siquiera largar lágrimas cuando creo que es un sinsentido total. Pero, me es absolutamente inevitable e involuntario el sentir la red de pensamientos, sensaciones y emociones que tengo en la cabeza. Creo que, de alguna manera, hoy me siento una de esas personas que no puede encarar nada por el simple hecho de no entender, ni siquiera, la explicación de por qué se encuentra con una sensibilidad inexistente de su cuerpo. Porque, más allá de todo, soy una bomba contra reloj que, evidentemente, está esperando un impacto importante. No quiero hablar más, aunque realmente sea sólo eso lo que quiera.
CRISIS . -

miércoles, 6 de abril de 2011

Entonces, es cuando pensé que quizás éste no era el momento apropiado. Estaba, nuevamente, en destiempo. Sí, podría ser. Lo que no quería volver a pasar por nada del mundo era ese "duelo" típico de cada relación que termina o que está a punto. Lo sentía, lo presentía y, a decir verdad, lo venía venir lenta y rápidamente, en dualidad.
Quería decirle que tenía miedo... Miedo de que él jamás me amara en la forma que yo deseaba ser amada. Miedo que tal vez, él no tenia la capacidad de amar a nadie, excepto a sí mismo. Miedo a que llegado el momento, me rompería el corazón de nuevo. Pero lo engañé y sólo dije: No me pasa nada.








Carrie Bradshaw
* Stand by me. *

No creo que el mar, algún día, pierda el sabor a sal.

Eran las 4, las 5 y finalmente, dieron las 6 de la mañana de un día que así, no comienza bien. Y es que de tanto pensar me olvidé hasta de dormir. No había manera de concebir una explicación que, realmente, me calme y me de tranquilidad por dentro. No encontraba la razón, motivo o excusa en que se apoyaba su ideología del "querer y ya". No, no la había. Me saqué mis zapatillas y me puse hasta las suyas para pensar un poquito más como él lo hace, pero fue una de las tantas cosas que hice.. en vano, por supuesto.
Lo que menos pretendía era cambiar a alguien, y juro por Dios y por lo que sea que por más ganas que haya tenido de que ocurriera aquello, esas no eran mis intenciones. A mi me basta con tener un apoyo, una base; donde puedan sostenerse aquellas pocas cosas lindas que hayan caído de su boca y se refieran a mi; me basta con tener la certeza de que, más allá de un "novio", tengo un amigo en quién puedo confiar muchas cosas que no hablaría con otros; me alcanza con un poquito más de RESPETO. Pero no, siempre fue mucho lo que pedí, parece. Si, yo puedo entender que uno sea como es, porque hasta yo misma me observo, escucho y reflexiono sobre cómo actúo, pero no puedo encontrarme, por lo menos en éste caso, lo que en el sí: egoísmo y orgullo. Y no es que esté diciendo ésto sin sentir nada porque claro está que no es así.. Duele, y mucho. Pues bien, no tiene otra forma de interpretación el darle más importancia a cualquier otra chuchería que a una persona que "de verdad, se la quiere"; el simple hecho de actuar innecesariamente en situaciones claves para demostrar que de verdad algo de interés en que todo esté bien busca, no está. Sinceramente y con toda la honestidad del mundo, estoy haciendo un esfuerzo de sobremanera por algo que, sé bien, mucho no va a tener sentido, como su accionar. Tampoco quiero quedar como "la buena", porque no creo serlo. También tengo mis cosas, mis días y mis reacciones. Sin embargo, necesito que sepa que sola no puedo. Que, si bien no necesito hacerlo, estoy evitándome a ser yo misma para que esté conforme y todo, con suerte, mejore. Que lo que a mi me toca genera la peor de las sensaciones: que están jugando con uno y que, realmente, yo ya no puedo ni quiero seguir así.
"Elegiste al peor", me dijo. Lamentablemente, yo no decido de quién enamorarme, ¿sabés? Si, ojalá yo te hiciese todos y cada uno de los garrones que me como y, como siempre, muda; para que veas y notes en carne propia qué se siente. Pero, no soy así y sé dejar un poquito de lado el orgullo y la razón del "yo, yo y yo". Seré la más complicada del mundo pero, para mi, las palabras son sólo eso... Palabras que van y vienen cuando quieren; si no se las ejecuta. Otra de las cosas que sentí por ahí fue un "Yo no voy a estar encima tuyo todo el día. Yo también tengo una vida y mis cosas". No quiero que estés arriba mio todo el tiempo, sino que sepas respetar y ayudarme a cuidar algo que los dos decidimos que exista, te recuerdo. Ahí, nuevamente, ingresaba el egoísmo. ¿Por qué yo sí que trataba de cambiar mi forma de ser, siendo menos fría de lo que era? ¿Con qué razón yo había cedido a su pedido y, no le repetía con constancia el hecho de que hable frecuentemente con una de las personas que había intentado arruinarlo (más de lo que ya estaba) todo, más de una vez? Así era yo. Prefería mil veces callarme y evitar su enojo por uno que otro momento lindo que pasábamos. Lo sé, otro error mio. Pero a veces, uno explota y duele. Aunque, es más una reacción de causa-efecto que termina así, con llanto y mucha decepción, tal vez.
Tenemos, por voluntad y elección de ambos, un pacto. Casualmente, un pacto es eso.. Un acuerdo mutuo que debería respetarse, sobre todo si se trata de uno que no necesita otra firma que el amor. Basado en lo que sea, si fuimos tan capaces y felices para y cuándo le dimos vida, ¿por qué ahora lo estamos embarrando?. Y lo reitero, no pretendo que cambie. Pretendo un poco más de cariño si es que de verdad le importa (aunque, si fuese en serio, ese cariño saldría por su cuenta y, no habría necesidad de pedirlo), pretendo algo de contención y coherencia, sobre todo.
Si yo escribo ésto acá, es porque no encuentro oportunidad, momento ni forma para hacerlo como correspondería pero, sobre todo porque ya no aguanto más esta incertidumbre de mierda que no cesa más.

lunes, 4 de abril de 2011

¿De qué hablamos cuando hablamos de AMOR?, le dijo Romeo a Julieta en el balcón. Suena mal y, no importa la razón. *

domingo, 3 de abril de 2011

 Tener presente que el estar ausente NO anula el recuerdo, NO compra el olvido, Ni nos borra del mapa.
Yo había perdido la cabeza por esos segundos y, a fuerza bruta, había aceptado y absorbido la idea de ser una maniática controladora. Mi intención no era más que saber qué es lo que hacía, con quién estaba charlando, a dónde había ido, cuándo, cómo y demás. Pretendía que sólo tienda a decirme: "te necesito", "te amo", "te extraño mucho", "quiero estar con vos ahora"; todo el tiempo, para tener la seguridad de que realmente era así. Necesitaba que rompa esa coraza de corazón frío y, aunque muy poco, sea capaz de llamarme nuevamente si alguna vez le llegaba a cortar el teléfono. De alguna manera, tenía que tener control porque era yo quién ponía los límites y las fronteras para cada cosa. Y, ni pensar cuando invocaba sus incómodos silencios, en los que pensaba con claridad decirle "¿qué carajo estás haciendo que no me hablas?". Si, yo era insegura y muy desconfiada de mi y, conociendo su manera de ser, mucho más de él. No le salía lo romántico ni lo cursi como yo hubiese querido y, a decir verdad, no entendía qué había hecho de mi para que me encuentre en un estado tan enfermo como en el que estaba. En pocas palabras, mi búsqueda abarcaba cualquier cosa que pudiera hacer para abandonar el dominio de él sobre mi persona, aunque bien sabía que era casi en vano lo que hiciese. Entonces, me enfadaba más y más, a punto de no poder. Terminaba por activar una reacción explosiva de celos en la cual, cabeza, corazón y resto del cuerpo se disgustaban y actuaban en carácter de autonomía. Lo acepto, yo estaba enferma y necesitaba de él, quizás, para encontrar una cura rápida. Necesitaba que alimentara a mi cabeza con hechos y respuestas casi utópicas  para sentirme bien. Era egoísta porque, a ese punto, ya me había cansado de ser la persona más comprensiva, buena y paciente frente a algunas situaciones. Yo quería saber todo, minuto a minuto; esperando escuchar, leer o ver una única acción, actitud o palabra para cerciorarme la fija idea que alguien había clavado en mis sesos.

sábado, 2 de abril de 2011

Y, aunque muchas cosas no están digeridas, hoy fue un buen día.

viernes, 1 de abril de 2011


CARENCIA DE NITIDEZ.
Y yo ya no sé qué hacer conmigo. ¿Es idiotez amorosa o idiotez genuina? Con honestidad, no puedo distinguirlo.

Un buen juicio.

Y, parece que los Reyes cumplieron con su regalo. Sin embargo, mucha certeza o seguridad de que continúe así, no tienen. Entonces, evidenciando sus habilidades del juego se dignaron a apostar. Una parte ambos hombres y en la otra, un incierto destino; para ver quién resultaba más ventajoso y sobre todo, aireoso. ¿Ganador? No hay, no existe ni va a existir, porque unos minutos antes de estrechar la mano, cada parte reconoció la carencia de la otra para que todo esté en su lugar, ignorando las palabras sueltas que soltaron con anterioridad. Son unos imbéciles.