miércoles, 30 de marzo de 2011

Chino.


Es que quiere alguien que esté con ella
y que le dé un poco más de bola.
Le pidió un regalo a los Reyes:
Un hombre que nunca, pero nunca la deje sola.

lunes, 28 de marzo de 2011

Nous sommes pathétiques.

Nunca me gustó escribir mucho de política, sobre todo, de la nuestra. Sin embargo, hay veces en que uno tiene esa necesidad de saltar a pelear con la palabra por ALGO de bienestar en la sociedad que se vive. Quizás no tenga los mejores argumentos del mundo, quizás si. Lo único que sé es que hoy, yo siento verguenza por el gobierno instaurado éstos últimos años.
Tengo 18 años y, con suerte, éste sea mi primer año electoral; pues bien, me topo con una realidad con pocas opciones de salida a algo mejor. Algo que desde ya, es vergonzoso decir. No obstante, intenté (e intento, constamente) pensar un poquito más de lo que debería y hacer una "comparación" coherente y clara, sin exageraciones, con el ahora porque de alguna manera, eso me enseñaron en una que otra clase de política hace un año atrás. Se trata de comparar lo real con lo que podría llegar a ser: el futuro, con suerte, un poco mejor. En fin, idealizar un régimen ideal. Entonces, salgo a la calle y noto, teniendo en cuenta el lugar donde estoy, la degradación de lo que se hacía llamar SOCIEDAD, azotada por esos fantasmas sin fin de la inseguridad, la violencia y tantos otros males. Llego a observar, también, una nueva cultura que subestima al hombre en todas sus dimensiones pero que, casi imperceptiblemente, se va alimentando por esas legislaciones que favorecen con totalidad el hecho de no trabajar, de creer que uno es dueño de la vida de otra persona, independientemente que sea un accidente, o no; y dar la bienvenida a la firme idea de desaparecer a ese otro ser de La Tierra; de considerar tan correcta una idea distorsionada de que dos hombres (o mujeres) puedan contraer matrimonio sea "normal" para llegar al punto de dar la cara y sostener que es "un avance hacia el país moderno que quieren los argentinos". No dije nada, fueron sólo algunas de las cosas que pasaron por mi cabeza al mirar tan de frente la realidad. Camino, camino y sigo caminando por las calles, avistando desde ya que lejos está de la mano a unos cuantos par de chicos menores, una señora. Se me viene, de golpe y con brutalidad, la evidente razón de su situación: la asignación por hijo. Dejar lo que la dignifica por unos cuantos pesos que irán aumentando a medida que más hijos vayan sumándose a sus manos, sin limite alguno. ¿Y dónde están los jefes? ¿Dónde están los tutores a la hora de apañar las necesidades de quienes tienen a cargo? No todos los gobiernos son los mejores. No todos son los peores. Cada uno tiene su deficiencia y su beneficio a todos los sectores. Me propuse a escribir teniendo presente éste concepto de "pro y contra" que tan cierto es. Pero, no puedo dejar de mirar o esquivar las palabras exactas al modelo de éste tiempo: SÍMIL. Si, tapando con esa pantalla de democracia lo que muchos temen nombrar: una gran e insostenible demagogia de masas. Es un puñal, para mi por lo menos, tener que decir ésto. Capaz que por el hecho de haberme pensado estar en un lugar mejor, donde las normas son realmente justas, donde no se subestima ni se soborna a aquel ignorante que está tirado en la calle pidiendo una que otra lismona; donde se respeta el valor de la vida, más allá de todo. Inclusive, cualquier religión; donde cada uno asume sus desviaciones sexuales pero respetando a los que no las tienen; donde la libertad de expresión es lo que NUNCA falta, sino que sobra. Sin embargo, al parecer, yo y otros más nos dormimos en un ideal muy poco logrado, con la culpa de llenarnos con lo más superficial que una campaña política puede llegar a hacer para ganar elecciones, como regalar bolsones de mercadería por un voto, entre tantas otras opciones.
Están los que no cambian de parecer y siguen suministrando ese granito de arena para hacer creer a los señores funcionarios que están acertando en sus decisiones. También, los que bajan la cabeza y se resignan a tener que soportar una vida que podría ser mejor si tan sólo soltaran unas pocas palabras de justicia y realidad de sus bocas; y, finalmente, estoy yo, nosotros: los que estamos hartos de que la soberanía popular esté accionada incorrectamente y, hasta trastocada, por gente que todavía es capaz de aparecer en Cadena Nacional con la intención de brindar a todo un país espectante de mejoría, la frase más absurda e incoherente que escuché en toda mi vida: "Lo que hay es sensación de inseguridad". ¿Acaso no vemos todos los días, sacando los medios de comunicación, los hechos más bizarros que ya ni siquiera llegan a tocar nuestra sensibilidad? ¿No notamos que ésto se transformó en lo más normal y habitual del mundo? Si tan sólo pudiéramos ser un poquito más pensantes, nos daríamos cuenta a tiempo lo mal que la podemos pasar por, en parte, voluntad nuestra; al emitir ese voto que hoy apoya a la censura de medios opositores, a legislaciones por conveniencia política y/o favoritismos de clases, a la alianza con países cuyos modelos apoyan un nacional-comunismo que, seguramente, se pretende imitar; a una completa subestimación a aquellos que carecen un nivel de pensamiento medianamente preparado; al impulso y desarrollo de la tendencia a cobrar dinero correspondiente a aquel que realmente transpira una camisa, por el ocio y la vagancia; a crear más infraestructura y obras innecesarias con el fundamento de "ciudad moderna", para parchar los pozos resultantes de los errores cometidos y negados en cada uno de los discursos de la directora de un poder ejecutivo que deja mucho que desear.

domingo, 27 de marzo de 2011

Patético, mal, terrible y hasta despreciable lo tuyo. -
Y al final de cuentas, uno idealiza de sobremanera, olvidándonos lo mal que nos la hicieron, lo que nos podría haber pasado, lo que nos dolió que no estuviera ese alguien ahí justo en ese instante. Entonces, nos tapa esa pantalla ilusoria de "persona buena" que creamos en la cabeza, resaltando sobre todo, lo más lindo, lo que nos atrae, lo que nos gusta, lo que deseamos del otro. Nos pega fuerte pensar, nuevamente, en lo feo. Pero la sensación de bronca, de pronto se fusiona, no sé si para bien o para mal, con una nueva invasión de Romanticismo contemporáneo que llega por la misma idealización de la psiquis personal. Llega un determinado momento en el que te preguntás a vos mismo "¿Qué es lo que siento?" y, lógicamente, aparece esa frase tan trillada del "no sé".

sábado, 26 de marzo de 2011

Entonces, ella entiende que él no es capaz de ignorar momentáneamente su propio orgullo por el bien y la salud de lo de ambos; que no sabe reaccionar como uno puede llegar a predecir, en algunas situaciones; que se resigna a un "me da igual" por miedo o, quizás, porque sea esa su personalidad y ya. Él, que nunca entendería (tendría) la capacidad de notar, de ver y no tan sólo observar un poco las cosas; no era, entonces, capaz de ocupar ni la mitad  del cargo de armador (que le correspondía) en aquella relación. Y ahora, todo es un caos que, imperceptible o no, está presente todo el tiempo.
A veces, me da la sensación que es sólo eso.. Sólo algo "carnal": un beso, un abrazo. Sin intenciones de herir, lastimar, ser peyorativa o despreciar (cosa que no me gustaría, no me corresponde ni quiero hacer), las cosas se deterioran por inmadurez. Si, esa inmadurez que alguna vez ella pensó que había superado, que había dejado atrás. Sin embargo, tal vez había sido así: lo había logrado. Pero, cuando uno se topa con situaciones de éste tipo, mucho se viene abajo... Hasta los mejores aprendizajes. El concepto de "pareja" que uno generalmente tiene es aquel que habla de crecer y madurar juntos, compartir, sentirse pleno con el otro, confiando desde lo más lindo hasta lo peor que pueda pasar; querer, valorar y respetar; ser de una sola persona y nada más. Bien, yo creo que para ella, eso terminó por romper con sus esquemas. Cada vez que lo pensaba, que lo replanteaba, que lo transformaba a su favor, todo empeoraba y mucho seguía por derrumbarse, como una pila de naipes. Lo que más le era tedioso, más allá de todo, era el simple hecho de imaginar, de usar una creatividad mala involuntaria y independiente a lo que ella de verdad deseaba. Suele suceder que, por ahí, la cabeza no recibe lo correcto, lo que "debe hacer" y termina accionando lo que "quiere hacer". Es, algo así como un acto fallido. Y, últimamente, se había estado manejando de éste modo y, para ser muy honesta consigo misma y con el que pueda llegar a leer ésto, era un intento desesperado por quitar la ansiedad y saciarse las ganas de estar bien con él.

martes, 22 de marzo de 2011

De a poco, la embarramos: Él con palabrerío incoherente a las acciones. Yo con películas que no existen instaladas en la cabeza. Y, así estamos.
Ya lo ves, ni siquiera el médico más impresionante del mundo es capaz de curarse a sí mismo.
Dormir... Dormir es lo único que queda.

Raciocinio.

Todo iba viento en popa, se diría más tarde. Sin embargo, las cosas no siempre son perfectas, sino que se embarran con gran facilidad y, por ende, pasan a ser las manzanas podridas que pudren a las demás. Y, así fue. Llamadas en vano, mensajes de texto con otro tipo de decoficación que termina en una obligación, y no es algo exagerado; visitas por visitar, sin casi una mínima importancia real. Sino, más bien, una de cortesía. Juro por lo que más quiero en el mundo que lo que menos tengo son intenciones de iniciar una secuencia de bombardeos a su persona, lo juro. Pero, ahí estaba yo, controlandome para no dejar ir en gritos ese nudo brutalmente atado en mi garganta; esperando que ese momento llegue y sacar lo real, lo que soy de verdad. Nunca, hasta donde recuerdo, sentí una sensación tan parecida a esa. Era un constante impulso natural por golpear paredes, golpearlo a él mismo, hacer volar lo que sea que haya tenido encima o, definitivamente, irme. El silencio que creaba abismos entre nosotros, me presionaba de la peor manera, apoyando del todo mis pensamientos frente a tal situación y complicándome más. En definitiva, muy dentro mio, estaba segura que no lo haría, por más ganas que tuviese. Entonces, me quedé muda y solté lo que debía soltar en su momento. Honestamente, no sé. Uno sabe que lo que está diciendole al otro es racional y lógico, con toda la razón del mundo (si es que termina de decirlo, no como yo). No obstante, nunca va a dejar de existir la negación.. La bendita y maldita negación. Justamente, éste era uno de los motivos por los cuales me rehusaba a lo que hoy creé. Pero eso no tiene importancia ya. ¿Cómo iba a decirle que estaba desesperada porque me demuestre con acciones físicas lo que sentía, y no sólo con ese simple palabrerío? ¿Cómo iba a decirle que las cosas no habían estado bien desde que volví si, lo único que se me cruzaba por la cabeza había sido darle un beso o un abrazo? Me era imposible. Las palabras que torpemente emitía no eran del todo verídicas ni creibles y, por lo tanto, mi actitud tampoco. Al término de cada cosa que, en zig zag, nos decíamos; me corría por el cuerpo algo así como una "adrenalina" (por no tener una palabra adecuada) de no querer ésto, de irme y olvidarme de todo, de ser una sorda y no tener la capacidad para escuchar todo lo que venía, de esquivar con toda la intención la siguiente frase o palabra, es decir, de parar. Ahora bien, desde que acabó ese silencioso debate de pensamientos del uno y/o del otro, no ceso de buscar ese algo que me quite el pudor  y me de una actitud más pertinente para momentos así. Y si, los sentimientos no se van y, creo yo, hasta dentro de mucho los voy a tener como un imán. Pero, qué más da. Las cosas, generalmente, nunca son lo que aparentan y, es algo que no me voy a cansar de repetirlo y, paulatinamente, de afirmarlo. En mi caso, compré el mejor de todos los peores. Si, pero no de manera despectiva ni peyorativa. Nada de eso. Querer cambiar a alguien es algo que me prohíbo por mas intenciones que tenga porque no corresponde. Pero, ¿Para qué estar con alguien si vas a estar mal? Todo cambia, escuché por ahí. Sinceramente, no sé si será así en algunas situaciones, pero en otras tengo la seguridad de que el amor, las emociones y/o los sentimientos, si lo hacen. Y, de la misma forma que alguien puede enamorarte, puede sin duda alguna, quitar lo mejor que te dió por nuevas acciones y actitudes mucho menos positivas para la relación en sí. Yo no pretendo que las cosas se terminen porque, realmente, no lo merece ni la relación ni yo. Pero pasa a ser una necesidad necesaria para uno el hecho de que la otra persona muestre interés. Y, quizás lo hace en la medida que puede, quizás no; a veces llega a uno, otras no. Bien, a mi me urge una señal, me urge mucho que me llegue porque así, yo ya no puedo. Tampoco voy a santificarme: sé que no soy una persona fácil ni dócil para negociar, lo sé. Sé que tengo más defectos que virtudes y, que entre tantas, los celos resaltan. Pero, "si vos estás conmigo es porque, sabiendo eso y todo lo demás, me aceptas; más allá que sea ocasional o duradero". Que no se malentienda: yo te acepté y sé cómo son las cosas. ¿cambiar? No, yo te conocí así y estoy con vos porque sos de ese modo. Pero, ¿Es mucho pedir, quizás, algo de interés en las acciones y no sólo en las palabras?.

lunes, 21 de marzo de 2011


Démosle un grata bienvenida a la agitada estación de los vientos: el Otoño.

sábado, 19 de marzo de 2011

Me voy a terminar volviendo loca*.









*. Entiéndase loca por un nivel un poco más alto del que ya estoy.

Inerte al movimiento.

"Sigamos cambiando, sigamos creciendo", me dijeron ayer. ¿Qué loco no? Me puse a pensar y repensar, como siempre y quizás algo más, para toparme con una realidad que, generalmente o casi siempre, pasa desapercibida a nuestros ojos o forma de pensar. Lo cierto es que, tal como me dijo esa persona, así estoy y me ví. Gustos novedosos, géneros de música muy diferentes, "open mind", otra capacidad de racionalizar y entender, particular forma de accionar y/o tomarme las cosas, aunque con una marcada línea de lo clásico, lo de siempre. Me asusto, me calmo y lo acepto, vuelvo a asustarme (por no decir "sorprenderme") y... ¿Mucho quedó afuera?. Igualmente, no sé si conforme, pero estoy relativamente bien y calmada, sintiendo cómo y de qué manera una tempestad tranquila me pasa por encima y yo sin hacer absolutamente nada, con una quietud que incomoda.
Porque éste amor ya no entiende de consejos ni razones. Se alimenta de pretextos y le falta pantalones.

viernes, 18 de marzo de 2011

- Aprendí que los amores eternos pueden terminar en una noche, que grandes amigos pueden volverse grandes desconocidos. Que nunca conocemos a una persona de verdad, que todavía no inventaron nada mejor que el abrazo de mamá, que el "NUNCA MÁS" nunca se cumple y que el "PARA SIEMPRE", siempre termina. -

''La felicidad se presenta de muchas formas: en compañía de tus amigos, en la sensación que tienes cuando haces realidad el sueño de otra persona o, en la esperanza de una promesa renovada. Es bueno permitirse ser feliz, porque nunca sabes lo fugaz que puede ser esa felicidad.''





 Lucas Scott

jueves, 17 de marzo de 2011

Consejo: * Evitar toparse con recuerdos viejos hablando de más, sobre todo, en noches como ésta.
"Te amo(s)" que iban y volvían, juntos a una pila de "te extraño(s)". Sentía que no era suficiente pero, tampoco era poco. No decía, en casos como éstos, con frencuencia palabras de este tipo, mucho menos cuando se trataba de una pantalla ilusoria o al menos, esa sensación tenía. Exacto, no estaba convencida del todo, pero necesitaba volver a sentir algo. Entonces, se la jugó. Tiró una vez más los dados con la firme intención de que, aunque sea ésta vez, la suerte esté a su favor. Después de todo, ¿quién no hace lo que sea por estar bien?- Sostenía con actitud. No tenía una mínima importancia el tiempo que llevase, pero creía tener la seguridad de estar preparada para algo más. En fin, se dio. Quizás por suerte, por casualidad (sin creer en ella), por destino o, simplemente, resultado de una simple lógica causa-efecto que ella había creado inconscientemente. Feliz estaba en un principio, chocha. Pero, el ser humano es un sistema complejo instalado dentro de un entramado perfecto y, como suele suceder a veces, surgen cosas que ni la palabra puede explicar. Se trata del debate más maravilloso del mundo: El de uno mismo. Era un dualismo de bienestar simultaneo a la incomodidad. Si, así es señores: ella no sabe qué es lo que sucede y, así está, sin ser capaz de pilotear, manejar o como le digan; algo que mira como incomprensible. Momentos son momentos, pero esto es lo que está pasando interiormente en ella, ya.
Y AHORA, SE ME ESTÁ DANDO ESTA MANÍA DE PUBLICAR VIDEOS.
~Es fascinante la facilidad con la que algunas palabras pueden mejorar el humor de cada quién.~

miércoles, 16 de marzo de 2011

Son las 2 de la mañana con unos cuantos minutos pasados. Es relativamente temprano todavía y ella acompaña a esta noche "en pañales". Está sentada, tranquilamente, con auriculares que la borran automáticamente del mundo real y la trasladan a uno paralelo pero, muy diferente del primero. Suenan canciones del recital Unplugged de Shakira y, lo primero que le ocurre es la rara sensación de estar sentada en uno de los bancos de ese estudio, gran espectadora de la cantante, disfrutando el momento. Bien, evidentemente no está fisicamente ahí, pero la sensación es increíblemente real. Supone, entonces, que va a ser una noche reflexiva y de paz. Su ánimo es tolerable, pero podría estar mejor. Sin embargo, la pasa bien. De pronto, se le ocurre escribir... Describir su momento en tercera persona, mirándose fíjamente desde una perspectiva distinta y un tanto más elevada a la de siempre. Si, es capaz de notar que está bien, pero que podría estar mucho mejor.

martes, 15 de marzo de 2011

Puntos que suspenden.

Me desperté, como una que otra vez, con un pensamiento anclado en la cabeza: VOS. No quería meterme, no quería "enamorarme", no quería volver a sentir esas cosas que uno tiende a sentir cuando está completamente bien con otra persona, no quería volver a ser responsable de otras irresponsabilidades que posiblemente se dieran, no quería lastimar ni lastimarme, no quería verle la cara, nuevamente, a mi enemigo más grande: el miedo; sin embargo, acá estoy, echándote de menos como la mejor y con una desesperación que me corre todo el cuerpo por verte o, aunque sea, por escucharte unos cuantos minutos. Si, desesperada. Bajé unos cuantos kilos por pensar que podría llegar a engañar mis pensamientos con otras cosas, otras actividades; pero, evidentemente, lo autoimpedí porque no era saludable ya. Pasé de tenerte todos los días a "ausentarte" casi todo el tiempo. No me conocés bien, pero tenés conciencia del grado en que los celos me crean películas y yo las compro, como una chiquita que va a ver un estreno nuevo de cartelera. Se me van los brazos por querer abrazarte cada vez que te imagino. Me asusto más y más, a medida que pasan los minutos, las horas, los días; porque, casualmente, nunca tuve ansiedad más grande, desde hace bastante, de estar con alguien. No serás el mejor consejero y contenedor, no te gusta lo cursi como a mi; a veces, exageras como yo o peor, te guias un poco más que mucho por tus amigos, haces cosas que a mi me incomodan y lo sabés pero, así y todo, hoy te necesito al lado mio. Un mes, "no es nada" hubiese dicho entonces, pero ves... ES ALGO. Y si bien no quise estar ni sentirme así, ya "estoy en el baile", ¿por qué no bailar?. Parecerá estúpido, excesivo, mucho, exagerado y más que trillado lo que escribo, pero hoy era necesario ponerlo así como está.

domingo, 13 de marzo de 2011

"Nuestro ánimo se inclina a confiar en aquellos a quienes no conocemos por esta razón: Porque todavía no nos han engañado".

Miro que, el miedo nos hizo cometer estupideces. Nos dejó sordos y ciegos, tantas veces.
El día comenzó ventoso y frío. Sin embargo, está frío desde hace un par de semanas, para mi. No me tomo las cosas muy a pecho, si es que no lo requieren aunque, por momentos, esas simples cosas vienen por su cuenta y tienen el atrevimiento de golpeármelo para que sean requeridas. Intento frenar, limitar, poner los puntos, controlar, pilotear, manejar; pero, a veces, no obtengo buenos resultados. Es un 13 de Marzo que sólo me inspira a dormir y no pensar; a tener hasta el teléfono celular apagado para no escuchar a nadie, ni siquiera a la persona con que, realmente, tengo ganas de hablar y decirle que lo necesito; a cerrar los ojos e imaginar cosas buenas o que, por lo menos, sean a mi criterio, un poquito mejor de lo que se vive; a apagar la luz y fusionarme con la oscuridad. Evidentemente, hoy sigo el criterio o la intención que tiene, realmente, el verdadero domingo: Apagarme. ¿Cómo estoy? Creo que se nota. No sé si tengo ganas de escribirlo, pero creo es algo así como una "inconfundible confusión" que, justamente, me confunde y me retrae a funcionar como corresponde. I hate this sunday.

viernes, 11 de marzo de 2011

Más catástrofes... ¡Bravo, sigamos apoyando la ignorancia e indiferencia humana!












Empezando a dudar si de verdad existe lo que llaman CONCIENCIA.

This morning.

- Siempre pensé y pienso que, si fuera por mi, andaría todo el tiempo con un papel y un lápiz encima para escribir en cualquier momento. Hace un rato, llegué de correr. ¡Qué impresionante sensación de bienestar! Mientras caminaba por el asfalto vacío de las 8 de la mañana, tenía una congestión de pensamientos de todo tiempo: buenos, malos, tristes, alegres, de rencor, de bronca. Sobre todo, de los últimos. Cuanto más me acordaba, más rápido y con más fuerza corría. Lloraba, transpiraba y sentía el ruido de mis zapatillas en el pavimento. Sinceramente, yo no sé qué tiene eso de especial, pero puedo asegurar que, en éstos momentos, estoy "de diez". Es increíble cómo una mañana, con una actividad insignificante y casi imperceptible a la hora de hablar de "deportes"; puede hacer que te sientas mejor, puede calmarte y lograr que pienses en frío.
Extrañaba, mucho. No tenía una mínima idea de cómo era irme, estar un tiempo lejos y volver para observar con cautela la calidad de vida sin vos que llevan los de aquel pueblo. (Jaja) De más está decir que me llevé una gran decepción. Si, o por lo menos, así lo estuve sintiendo hasta ahora. La persona que más echaba de menos es la misma que está logrando que ceda, que me vaya. Ojo, no se malentienda, no es por miedo ni por algún (inexistente) "respeto"; sino por sus actitudes y por la intolerancia que tengo ya. ES INSOPORTABLE, en pocas palabras. Pero bueno, son cosas que pasan. Me desvié un poco del tema: caminar. Liberar tensiones, descargarse, hacer catarsis de una forma tan pero tan saludable; es lo mejor que puede existir, lo mejor del mundo. -

miércoles, 9 de marzo de 2011

El episodio más raro de hoy: Ataques involuntarios e imparables de risa sin razón. ¿Por qué? Parece ser un buen día. 
~ Presiento que el presente nos empieza a estafar.

lunes, 7 de marzo de 2011













P/d: Estoy siendo feliz.

domingo, 6 de marzo de 2011

Tengo la incertidumbre de no saber si ésto es correcto, si dejar fluir, si soltarme y que sea lo que Dios tenga planeado que sea, si liquidar ese miedo de terminar mal, o no. Al lado, paralelo a ésto, yo lo extraño. Si, soy yo la que habla. La piba que no quería volver a tener nada importante, por lo menos ahora; la que juraba y re juraba que no iba a meterse de verdad en otra historia de esas, de novelas de ficción que sólo pasan, justamente, en la ficción y nada más. Sin embargo, acá estoy, sentada y escribiendo. Dando luz verde a la afirmación "me estoy enamorando de nuevo", que alguna vez publiqué en éste blog o, simplemente, se me cruzó por la cabeza. No tengo una idea como la gente, pero creo poseer la seguridad (todavía) de que necesito mucho  esos abrazos sin fin, esos besos suavecitos y tan nuestros como esas peleas y susurros al oído; para estar, relativamente, bien.

sábado, 5 de marzo de 2011

Hace rato leía el blog de una chica un par de años menor que yo. Entre línea y línea, me topé con un razonamiento generado por un mismo denominador en cada uno de los textos publicados: yo pasé por eso. Sin embargo, cada palabra que leía me daba una sensación de superación, por unos segundos, de eso que me había atacado a mi también y ya se había convertido en una "extensión" innata de mi persona. ¿Será posible que, de manera involuntaria e inconsciente yo haya resuelto aquellos asuntos pendientes que, en su momento, no eran más que simples callejones sin salida alguna? o, ¿tal vez sólo una más de las tradicionales cosas que suelen sucederme?... Cultivar incertidumbre es uno de los gajes del oficio.
Lo más añorado, necesitado y deseado desde hace meses. Vuelvo a respirar, de a poquito, el aire de una  imperdonable "autocrítica" que tiene dualidad con lo bien que me hace.
Un pueblito con grotescos personajes, lugares y sucesos. *

viernes, 4 de marzo de 2011

Qué lindo es respirar la dulce sensación de olor a "San Pedro", nuevamente y sobre todo, después de haber vivido lo que viví. Qué lindo es volver a mi lugar, mi espacio, mi terreno, a lo que me pertenece y, claramente, le pertenezco... Aquí. Sin embargo, yo tengo presente que muchas cosas han transcurrido desde la última vez que estuve tecleando todas y cada una de las letras de éste teclado amarillento. Por eso, corre por dentro mio, como un imparable impulso de mejoría, las complicadas e inexplicables ganas de contarles un poco cómo y de qué forma he pasado éstos días que, finalmente, se hicieron eternos. Pero, para eso, voy a citar algunas cosas que escribí en otros contextos que no son, precisamente, internet ni éste blog. Al no pensarme una persona que tiende a crear "aburrimiento" en los demás, aunque sí un sólo un poco de monotonía, voy a transcribir lo último que escribí en Tucumán y, de paso, se enteran un poco de las cuestiones de una aparente estadía en cautiverio, sin la necesidad de tomarse tan literal la cuestión. Acá les va.

Escrito el 2 de Marzo de 2011:
"Estoy agotada de ésto. Me duele la cabeza y siento la terrible intolerancia de algo que no puede contenerse más, de algo que va a estallar en cualquier momento. Sinceramente, ya no tengo más idea de qué es lo que voy a hacer. Estoy desesperada por salir corriendo, por OTRA rutina, por reconocer caras conocidas aunque sea en una esquina sin nombre alguno o, mínimamente, de hacer algo distinto cada día. La radio suena y suena todos los días, sin cesar. Ya ni la música que antes me hubiese contenido y consolado internamente logra hacerlo. Acaba de sonar el celular, acto seguido, se abre un mensaje de texto con la palabra "fuerza" y yo, sin saber qué hacer todavía. ¿Por qué retraso mi vuelta si tengo la posibilidad de volver? ¿Por qué carajo me pasa ésto que, ni siquiera en los peores momentos, me pasó? No entiendo el sentido de la línea esta, aunque a la vez, sea consciente (y mucho) de cómo es la cosa. De cualquier manera, aquí estoy, procurando encontrar ese "ratito de fuga" que alguna vez alquien me enseñó, o quizás trató que aprenda, para situaciones o minutos como éstos, nostálgicos, límites, golpeadores. "Todo sea por un futuro mejor", leí por ahí. No niego que tenga razón, porque quizás y con toda seguridad, la tenga. Sin embargo, es inevitable ésto. Si, inevitable, ni palabra más, ni palabra menos. No sé si sería mejor o peor estar más sola de lo que realmente estoy, ya que de cualquier manera, lo estoy todo el tiempo. Tal vez, una persona es apoyo. Dos, un pilar más duro y menos flexible; pero, muchas veces (como ahora), ni el mejor de los apoyos puede corresponderte o "servirte", por así decirlo, como vos lo necesitas, lo requerís.
Hacía bastante que no tocaba un cuaderno, la computadora, ni una mísera servilleta descartable. Capaz que es eso, capaz que no. La cuestión es que hoy me acerqué mucho a lo que se dice o algunos llaman "desesperación". Si, y todavía ni se acerca a la mitad de todo. Las manos se me van, las palabras me fluyen en la cabeza como diccionario irregular, que no termina de ordenar alfabéticamente cada letra y ya va soltando las palabras que tengo que escribir acá. No es obligación, no es "desahogo" ni "ganas de sentirme mejor", aunque no estuviése demás algo así; es, sencillamente, el impulso humano de sobrevivir (¿o supervivir?). Y, algo de eso tiene: es una supervivencia constante la que llevo aquí desde hace un par de semanas. Siento que cada vez conozco mejor ésto, pero estoy empezando a sentir vergüenza por las otras veces que dije lo mismo, sin tener la mínima idea de lo que ésto conllevaba y, sobre todo, sin entender que no (son) eran "vacaciones" por unos cuantos días más. Lo repito, oigo lo que repito, lo vuelvo a repetir, miro a mi alrededor y no termino de comprender cómo es posible que ésto sea una NUEVA VIDA para mi. Puede ser que nunca haya entendido bien el mensaje, como puede que no (aunque, me parece, es lo menos acertado). No obstante, así estoy hoy. Con todas las ganas del mundo de salir corriendo y tomarme el primer micro a ese pueblito basura, que sea lo que sea, es mi casa y lo que más añoro en el mundo. Ya no se trata de imaginar viajes a otros países del mundo u otras provincias; mucho menos de estar pensando en qué quiero ser y demás. Lo único que quiero, deseo y espero es ver a los míos. Estar tranquila, sin ningún problema (excepto aquellos que nunca se van a ir y que, por ende, siempre están), haciendo algo con alguna persona de confianza. Nada de cuadras largas, de anchas calles pavimentadas, de gente que te choca por doquier, de grandes edificios que marean a cualquiera, de caras absoluta y remotamente desconocidas, de un mismo circuito por recorrer, de las mismas cosas para hacer...¡BASTA de eso! Aquí nada es lo mismo. No encaja un "me da igual", no se da un "igual, te veo más tarde", no aparece un "permiso - gracias" por inercia o, simplemente, por cortesía. Todos viven su ritmo y los demás, que Dios se apiade de ellos. Acá uno es, sencillamente, uno más. Nunca se encuentra, ni por casualidad, un "éh, yo te conozco" ni un "Hola Ganzita, ¿cómo te va?". No busco seguir imponiéndome excusas, razones o motivos de por qué me pasa lo que me pasa ahora; no intento ya ilusionarme y persuadirme con gran facilidad de que todo ésto se me va a pasar unos segundos después de haber escrito éstas líneas en una catarsis sin fin. Solamente, quiero ser lo más sincera y abierta que puedo ser, decir lo que verdaderamente pienso, siento y me pasa, como sea y de la forma que sea. ¿Llorar? Siempre pensé que reprimir lágrimas es un signo de estupidez humana y, claramente, por el contrario, llorar es ser valiente. Entonces, ¿por qué carajo me duele y cuesta tanto dejar soltar éstas lágrimas? Okey, quizás es por eso. Por el hecho mismo de que son las primeras que se escapan después de tanta represión personal en todo éste tiempo transcurrido ya y, como suele suceder, lo primero de todo es lo más difícil o complicado de explicar o, mejor dicho, de buscar una explicación y, a su vez, una nueva excusa perfecta que logre hacerme sentir un poquito más fuerte de lo que, realmente, llego a ser (si es que lo soy, en algún punto). El punto es que puede ser (y también creo que ES) que haya algo más. Algo más que me tenga indiscutiblemente apática, tirando a un poco triste. ¿Qué necesidad hay de negar que quiero estar allá, en su cumpleaños, pasándola de lo mejor con toda la familia en otro de esos días tradicionales en que compran tanta comida que siempre sobra para el día que sigue? Bien, ninguna. Eso es exactamente lo que también sucede: el estar ausente en un día importante, por lo menos para mi. Mirar el reloj digital del teléfono celular cada dos minutos y notar que el tiempo, últimamente, corre lo más lento que puede es otro de esos tantos "tics" que, éstos días sobre todo, estuve generando casi de manera inconsciente.
Yo puedo ser la mejor o la peor persona del mundo, puedo ser la persona más fría como la más cálida y cariñosa, puedo llegar a transformarme en "la maldad personificada" o, contrariamente, ser un "ángel caído del cielo". Puedo estar tranquila y, a los dos segundos, ser la persona más histérica e insoportable que la gente haya conocido. Cortante o amable, idiota o de buen humor, enojada o triste y, ganándole a la velocidad de la luz, estar feliz o alegre. Bien, ahora sólo se trata de transportar todo eso aquí: es una constante y frecuente pelea de cambios de estado o humor a corto plazo que, se modifica con el mínimo, insignificante e imperceptible suceso. Por ahí, nadie pueda entender ésto que me ocurre, capaz que no hay tal explicación que me llene y me satisfaga para saber cómo voy a encontrarme en los últimos cinco minutos; o bien, esté ahí y se trate de un razonamiento completamente psicológico que, apenas me cuenten cómo funciona, lo retenga por un corto lapso de tiempo y luego se me olvide. Con toda la sinceridad del mundo, no lo sé. Pero acá estoy, sentada en la cama con una computadora al frente, que sigue el ritmo de cada uno de mis dedos tecleando sin parar, al mando de una mente que anda, prácticamente, suelta, sin un seguro de vida, sin un seguro de un estado sano y correcto. Me importa, básicamente, muy poco si ésto es algo coherente o no, si es corto o largo, si es entendible o cada palabra está en las nubes. Mañana, quizás, salga a correr, a caminar, liberar un poco las tensiones que tengo que, aunque no parezca, están más que instaladas y cómodas en mi cabeza y cuerpo. Lo noto, lo siento de una manera tal que me es, abusamente, complicado escribir o, en otro medio, hacer entender a alguien. Siguen saltando frases de mis sesos filosóficos como si fuera que nunca pudiese terminar ésto, cosa que tampoco quiero. "vos elegiste ésto", "odio no poder hacer por vaga, lo que quiero", "necesito otra cosa", "es como estar presa de tanta libertad" y algunas otras cosas irrelevantes a éste texto. Aunque de eso se trata, me parece. De cosas irrelevantes que al poco tiempo se vuelven lo más acertado y cierto de lo que (me) sucede. Pasan a ser totalmente relevantes. Igualmente, la frase describe exactamente lo que significa estar acá. Esa libertad que, por ahí, antes no existía o nunca era puesta en práctica, de golpe, pasó a tener un papel protagónico en esta nueva parte porque aquí es completamente lo contrario a lo anterior. Es un ir y venir constante y, hasta ahora, sin sentido alguno, con toda la libertad del mundo. Sin un "¿A dónde vas?", "¿Qué estás haciendo?", "¿Necesitas que me cruce así estoy con vos hasta que vuelva tu mamá?"... Y, si. Otra vez algo de agua salada, generada por mi, en los ojos. Porque hasta los detalles más estúpidos que alguien podía llegar a tener conmigo dejé pasar. Porque hoy, más que nunca, extraño de la manera más inesperada a aquellos que siempre me hicieron saber que buscaban un ratito con mi presencia al lado. Pero, ya no hay tiempo para arrepentirse. ¿Qué más da? Ya nada cambia, ya no es necesario ese "crucencé a comer que es tarde", es imposible que con sólo pensarlos, recorran más de doscientos kilómetros y me den ya el abrazo de oso, que tanta falta me hace desde que empecé a echar de menos todo aquello. Es posible que, al "terminar" ésto, me cepille los dientes con cada uno de los productos dados por la dentista, me ponga el pijama y me acueste. Entre acomodo, vuelta para un lado y vuelta para el otro, se me haga imposible controlar la salida de más y más lágrimas traviesas, que representan el inmenso y, raramente, extraño vació que se está desarrollando dentro mio. Voy a llorar cinco, diez, quince, veinte minutos y, con suerte, logre dormirme sin ponerme a crear pensamientos de más que terminen por arrebatarme la poca fuerza que me queda para aguantar todo lo que se viene que, por cierto, no es nada diminuto, pequeño o menos complicado que ésto; sino, paradójicamente, todo lo contrario."