domingo, 4 de julio de 2010

La esperanza no tenía más qe el nombre. La qe no esperaba NADA de los hombres. Coleccionaba amores desgraciados. Soldaditos de plomo mutilados. Pero, qizo una noche comprabar para qé sirve un corazón. Y, prendío un cigarrillo y otro más. Como toda esperanza, se esfumó.