viernes, 10 de diciembre de 2010

Tener la conciencia limpia es síntoma de mala memoria.

Siempre tan miserable. No cambiás más, te lo juro. Sinceramente, no sé. Ya no pienso que te sale porque sos así, sino que empecé a pensar que lo hacés porque te encanta vernos sufrir, limitarnos con diferentes cosas y diría que, hasta te fascina observar la depresión que todo ésto crea.
Pensé que las cosas podían llegar a ser muy distintas, pero veo que, como de costumbre, me equivoqué, y muy mal. Te juro por Dios que no conocí peor persona y basura más grande que vos, te lo juro. Y ahora, con tan sólo volver unas imagenes en mi cabeza de años anteriores, veo cómo pude tenerte un poquito de lástima y ceder en muchísimas situaciones de las cuales, me arrepiento absolutamente. Si, no vale de nada arrepentirse de lo que uno decide, porque al fin y al cabo, fue lo que me pareció más oportuno en el momento, pero bueno, creo que sólo fue "en el momento" y nada más.
Me atormentás, me obstaculizás, me presionás y ya no soporto ésto. ¿Sabés qué es lo peor? No poder terminar de elegir lo que yo quiero. Si, porque desgraciadamente, tengo que verte, actuar, tratarte y hablarte como si nada pasara, cuando es todo lo contrario. Poco a poco, te vas ganando (y, merecidamente) lo peor de mi. Ya ni siquiera creo que valés como "papá".
¿Que se pueden mejorar las cosas? ¿Que puede cambiar nuestra relación si ponemos un poquito de los dos? No, de eso, olvidate. No soy soberbia, orgullosa ni terca, pero hay límites y roles que cada uno debe cumplir, tanto en la sociedad misma como en las relaciones de las personas, ya sean de todo tipo. Vos cumplirás un rol social o laboral excelente y magnífico dentro de ámbitos donde solamente aparecen pocos aspectos personales que, casualmente, son de los que carecés y que yo, entre otras personas, cargo con esa carencia. Cada día, me vas inyectando dosis importantes de la obligación que tengo de dejarte al costado de éste camino, con el fin de desacostumbrarme de vos, porque honestamente, me hacés un daño que no te imaginás el peso que tiene y las consecuencias que trae.
Te amo de la manera más rara del mundo, porque amarte conlleva odiarte con todo mi corazón por todas las que te mandás, ¿sabés?. Por eso, porque no necesito ni quiero ésto para mi, quiero que te vayas. No de éste mundo, pero si de mi vida.