miércoles, 10 de febrero de 2010

Cuando era chiqita, soñaba con ese príncipe qe se supone, llegaría en un caballo blanco a gran capa y espada, tirando brillo por todos lados. Pensaba qe conocerlo sería algo qe no me llevaria tiempo ni dolor. Mi imaginación siempre volaba tan alto, qe se me ocurría qe cuando llegase a donde yo estaba, me miraría de una manera tan fija, estiraría suavemente su mano y me subiría a su caballo, con toda la confianza del mundo.
A medida qe fui creciendo, esa idea de "El príncipe azul" se fue desvaneciendo y perdiendo sentido. Todo esto pasó hasta qe apareció ÉL. Esa persona qe me hizo creer de nuevo en los cuentos de mi niñez. Esa persona qe aunqe no veía todos los días, me apoyaba constantemente en absolutamente, todo. Por momentos, llegué a pensar qe lo había encontrado.. DEBÍA SER ÉL!. Sin embargo, el tiempo no tardó en aparecer, y se hizo evidente la aparición de altibajos qe para completar, terminaron nuestra relación. Sufrí, lo extrañé, intenté buscar nuevos príncipes con características similares a las de él, pero todo fue en vano. Un día, decidí qe ya era tiempo de crecer de una buena vez. Me olvidé de los cuentos, príncipes, princesas y de la magia. Me convencí qe todo eso, solamente sucedía en la imaginación, en la ficción, no en la vida.. NO en mi vida.
Hoy, aqel príncipe qe alguna vez se perdió por un horizonte, apareció nuevamente. Es como si todo el brillo qe alguna vez desapareció de la nada, hoy resurge. Pero, ya nada es lo mismo. La princesa, qe siempre soñé ser, se siente tan confundida qe no sabe qé es lo qe debe hacer, o mejor dicho, qé es lo qe qiere hacer.

Ese príncipe qe SIEMPRE estuvo, de una u otra forma, va a qedar ahí, en el recuerdo de esa princesa qe alguna vez lo amó con toda su alma.