miércoles, 9 de febrero de 2011

Yo estoy para vos.

Hay cosas que pasan porque tienen que pasar, para que todo esté mejor, para TODOS. Al principio, no se entiende bien el por qué, el cómo, el cuándo, ni el dónde. Cuesta discernir, un poquito, lo que uno siente con lo que realmente pasa afuera. Duele ver y sentir una realidad muy distinta a la de ayer. Te sentís culpable sin motivo alguno, te enojas porque no es lo que vos pediste ni lo querés para vos ni para todos los tuyos, sentís todo lo malo fusionado en una terrible bronca que no la para nadie, ni siquiera las explicaciones, ni el apoyo de la gente, de tus amigos, de los ajenos. Sin embargo, sigo insistiendo en que la causalidad una vez más se metió, pero para que las cosas, de ahora en más, mejoren de a poquito. A nadie le sirve estar en una incomodidad constante con otra persona, sabés? Y a eso, hay que saberlo mirar desde un punto entendible. Muchas cosas van a cambiar. No va a ser lo mismo un domingo, por ejemplo; pero son situaciones que nos presenta a nosotros, los más especiales; este entramado perfecto que es la vida, para hacernos reaccionar, para hacernos vivir, para hacernos crecer un poquito más que el resto y entender lo que a pocos nos toca. Si yo hablo, lo hago desde la experiencia, desde mis vivencias, desde lo que, a grandes rasgos, sé lo se siente. Te marca, si. Es imposible negarlo, pero hay marcas que, quizás en un futuro no muy lejano, te enorgullezcan al pensar que fuiste capaz de pasar por esto y, ¿por qué no ser feliz igual que los demás? .